Corazón de Madre

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Título: LAS HERMANAS QUE LLORAN

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU (Thor)

Parejas: Thorki, entre otros.

Derechos: Siempre Marvel, siempre.

Advertencias: una historia algo bizarra como triste pero llena de ciertos elementos mitológicos no ciertamente escandinavos. Como siempre, dándome gusto con estas ideas.

Gracias por leerme.



III. Corazón de madre.

"El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre." Napoleón Bonaparte




-Hay que tener paciencia pescando corazones de estrellas, mi lucero, porque se hallan en lo profundo de las esencias de tales criaturas luminosas que temen a los intrusos. Pero con calma y tiempo para esperar a la respuesta, obtienes frutos.

-No lo olvidaré, madre.

Lalita y Asoka estaban de nuevo dentro de aquel océano del universo, esta vez parecía más como si dos espejos se encontraran, creando una ilusión infinita sobre un mar plateado en completa calma con nubes en forma de múltiples hojas blancas que no se movían de su sitio, igual que la barca donde se encontraban los dos Djinya con los codos sobre la orilla, esperando a que la caña de pescar se moviera, indicando la captura del corazón estelar que la hechicera estaba buscando. Luego de tomarse un par de días descansando con Xandar El Viejo, se habían despedido con un paquete de comida bajo el brazo como obsequio de despedida, partiendo a un nuevo rumbo, un cúmulo de estrellas donde Lalita buscó una constelación en particular e ir dentro de su energía, "pescando" el corazón de una joven estrella en su interior. Ya tenían un tiempo considerable esperando ahí, cosa que no le importaba a Asoka pues el paisaje tan hechizante le hacía perder la noción de las horas transcurridas.

Volvieron a quedarse en silencio, hasta que la red de la caña se movió con el sonido de una campana ante las ondas de agua plateada. Ambos Djinya casi sacaron medio cuerpo de la barca para ver mejor lo que habían conseguido, especialmente Asoka quien no apartó sus ojos del resplandor que fue creciendo conforme su madre tiraba de la caña rápidamente. Era una luz multicolor, aunque dominaba el dorado, lanzando destellos circulares que les atravesaron como roces de plumas suaves, volviendo a sonar como tintineos de una pequeña campana. Lalita miró a su hijo unos segundos antes de introducir la mano en el agua platinada, sacando lo último de la caña como aquel resplandor que pulsó entre sus manos cuyos dedos bailotearon en el aire, provocando que disminuyera de tamaño hasta no ser mayor a una pelota en su palma, alcanzando un estuche cilíndrico hecho del tronco de Yggdrasill donde lo guardó con sumo cuidado.

-Ahora, terminemos nuestra jornada hacia Muspelheim.

-Sí, madre.

Asoka tenía cierta inquietud por aquel corazón de estrella, le parecía que era una esencia que conociese pero sería una locura cuando no podía ser así. Más Lalita parecía estar muy segura, de la misma forma que conducía la barca con su magia, con una expresión satisfecha mientras abandonaban aquel pacífico sitio del universo y se dirigían ahora hacia uno más lleno de actividad, flores cósmicas explotando por todos lados, ríos multicolor moviéndose repentinamente, quedándose quietos por unos segundos. Los colores comenzaron a ser más oscuros y rojizos, señal inequívoca de que estaban acercándose a los territorios del reino de Muspelheim. La barca se meció con más ahínco, abatiendo esas olas intempestivas al tiempo que se abría un paso hacia el mundo donde descendieron entre relámpagos y el rugido de volcanes haciendo erupción. El navío terminó sobre un río de lava con humo negro, con la proa encallando en una orilla de piedras porosas de color cobrizo.

Las Hermanas Que LloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora