OJOS

En sus ojos

Su cabello, su figura, su voz. Su sonrisa. Cada vez que él la mira una sensación extraña despierta en su interior, como si de pronto, con un crujido semejante al de la madera húmeda, las aspas de un viejo y oscuro molino comenzaran a moverse, rasguñando con sus bordes astillados el interior de su cráneo, causando un dolor agonizante y haciéndole sentir... vivo.

Algunas veces, ella se gira para devolverle la mirada y  el aparta la suya, no pudiendo soportar la extraña sensación que esos ojos le causan. Su cabello, su figura, su voz, su sonrisa, todo sobre ella, pero no sus ojos. No esos ojos vacíos y carentes de vida, esos ojos que son como mirarse al espejo y sentirse absorbido por una perversa espiral de miseria e indiferencia hacia el mundo que le rodea.

Es una contradicción que no posee encanto, una en la que ella exuda pasión en cada uno de sus movimientos, en cada pequeño gesto y cada una de las silabas que escapan de entre sus labios cada vez que habla, pero sus ojos marrones son apagados, secos, marchitos.

Hace tiempo escuchó que cuando uno ama, puede verse reflejado en los ojos del otro, ¿quizá sea aquello lo que ve en  ella?, ¿no la mustia naturaleza de los ojos de su amada, sino la suya propia? Honestamente, él no puede decir si lo que siente ahora es amor, porque jamas había estado enamorado, pero tampoco hay nada que le indique lo contrario, es un dilema en que el prefiere no pensar demasiado.

Siendo sincero, el hecho de si es o no es amor no podría importarle menos, pero él sabe con total certeza que desea pasar mas tiempo con ella, y si el precio a pagar por ello es mirarla a los ojos y fingir que esta seguro de su amor, quizá incluso pueda llegar a acostumbrarse. Por ahora él hará lo que sea necesario para estar con ella, después... ¿quién sabe?