él solo encontro

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Con el extraño paso que sólo posee el tiempo mismo, aquellos discretos juegos de miradas dieron paso a charlas fugaces tras dejar el restaurante y escapadas al parque cercano durante los descansos, y no mucho después, a salidas juntos los viernes por la tarde y el frotar de sus pies descalzos contra los de ella bajo las sábanas en las mañanas de sábado.

¿Es amor?, él aún no lo sabe, pero tampoco cree que la respuesta importe cuando el tiempo que pasa con ella hace su ser mismo temblar de excitación, y su corazón latir como nunca antes lo había hecho.

¿Perfecta?, no, él no usaría esa palabra para describir su relación, existen problemas y pequeñas discusiones que emergen de cuando en cuando, como el disgusto que a ella le provoca su habito de beber directo del cartón, o la callada exasperación que él siente cada vez que ella insiste en ver una ridícula película romántica, pero la vida con ella es buena, y eso le parece... suficiente, al menos por ahora.

El único problema, son esos ojos.

En un inicio él creyó que podría acostumbrarse, que con el pasar de los meses le costaría menos mantener su mirada, y podría ignorar aquel abismo repugnante que parece contemplar dentro de él cada vez que la mirada errante de ella buscase por la suya, pero no fue así.

Los ojos de ella poseen una naturaleza fundamentalmente errónea, y algo que no debería ser le observa desde detrás de sus pupilas cada vez que sus miradas se cruzan, y por más que le duela admitirlo, él no cree poder seguir así por mucho más tiempo.

¿Quizá ella ya  lo haya notado?, conocer la respuesta a esa pregunta es una idea que le intriga en la misma medida que le aterra, pero no puede evitar sospechar.

¿Quizá debería deshacerse de esos malditos ojos?, de esa forma no habría nada que le impidiera estar para siempre con ella.


OJOSWhere stories live. Discover now