A tu servicio.

Capítulo 3.

Hola! Les pido disculpas por la demora, estuve super complicada con los tiempos. Les dejo un capítulo y ya me pongo a trabajar en el siguiente así actualizo rápido.
Les dejo una pregunta al final..
Ojalá les guste!

Jensen se despertó con un sabor asqueroso en la boca y el dolor demasiado familiar de haberse dejado sus lentes de contacto puestos demasiado tiempo.

El teléfono estaba sonando, excepto que nunca lo habia configurado para sonar.

Ahí se dio cuenta mientras giraba hacia el ruido, que todavía estaba en la habitación del hotel de Jared.

Además, "ouch", gruñó al moverse.

Después de algunos intentos patéticos, logró agarrar el telefono de la habitación del hotel.

Una voz automática le dijo que esta era la llamada de alarma de las ocho de la mañana. (Seguramente para avisar que pronto debería retirarse).

Mierda.

Oh, no necesitaba estar en la oficina hasta las diez; entrar un sábado a las diez era razonable.

Pero si el castaño no había ido a casa aún....

"¿Jared?" preguntó.

Silencio.

Cuando Jensen investigó, moviéndose lentamente en la ilusión de que así lo ayudaría a sentir menos la molestia en su trasero, encontró su teléfono móvil en la mesa debajo del gran espejo.

Bajo el móvil había un sobre con la dirección del hotel; obviamente Jared había usado el teléfono para asegurarse de que él no se fuera sin ver el sobre.

"Joder", le dijo a la habitación vacía e indiferente. Cuidadosamente, sacó la nota, ignorando por el momento el montón de dinero que tenía dentro.

"Jensen", decía la nota en letra descuidada pero legible. "Pasé un rato fantástico. ¡Gracias!"

Jensen miró su teléfono como si fuera el culpable de que él se hubiera desmayado de sueño, dejándole creer finalmente a Jared que sus 'virtudes' eran negociables.

Genial. Simplemente asombroso.

El sobre contenía tres mil dólares.

Dos opciones, o el sentido del tiempo de Jensen estaba desfasado, o Jared daba propinas muy grandes.

¿Ahora que?

Su estómago gruñó, y al mismo tiempo recordó que el memorando del acuerdo de Johnson vencía el lunes, lo que más o menos respondió decisivamente a la pregunta "¿y ahora?".

Pero no tenía idea de qué hacer con el dinero.

Quizás podría dejarlo en el hotel y pedirles que lo devuelvan a... Jared, si ese era su nombre, sin apellido, quién se hospedó en la habitación 1710, sí, podría hacer eso, en el mejor de los casos, no le denunciarían por prostitución, o meterían preso.

De acuerdo, tal vez no era buena idea.

Tal vez podría donar el dinero a caridad. ¿Existían requisitos de información sobre dónde provenía el efectivo? Mierda, tendría que averiguar primero.

Mientras tanto, tenía la caminata de la vergüenza y un trabajo real para hacer.

Aun así, no pudo evitar sonreír al abrir la puerta para salir de la habitación, dejando atrás el aroma persistente de Jared.

Sin embargo, había sucedido, el chico más sexy, lo había elegido, y luego habían tenido sexo increíble durante horas.

Eso definitivamente valió algunos malentendidos relacionados con su empleo.