Capítulo I: Dark night

250 36 5
                                    

“Incluso si la tristeza termina robándote 

Dime que no existe semejante cosa para separar nuestros 
corazones 

De cualquier forma le pido a tu sombra que vuelvas mañana 

Agitado pienso que las mentiras que te creí, no las 
quiero Olvidar ”

..................

La noche es fría y oscura, lo único que puede iluminar a la aldea oculta entre las hojas es el resplandor de la luna y las estrellas, la calma llena el lugar y el silencio del Pacífico ensueño de sus habitantes tranquiliza al tercer Hokage Hiruzen Sarutobi quien se encuentra en su oficina firmando y Revisando documentos importantes de su aldea, cuando entonces siente un chakra débil acercándose a la entrada, sin subestimarlo y como el protector de dicho lugar tiene que protegerlo de cualquier enemigo. Sale de aquel lugar dirigiéndose a la entrada para encontrarse con el sigilo de la noche oscura. Y ahí frente a él está aquel encapuchado quien parece haber tenido una ardua batalla y parece muy mal herido.

— ¿Quíen eres? — pregunta el Sandaime con grave y seria voz mientras se pone alerta de cualquier movimiento de aquel sujeto.

Que mal que no me recuerde, Hokage-sama. ¿Debería sentirme ofendido? — inquiere el encapuchado con voz burlona pero rasposa, como si le fuera difícil entablar alguna conversación. Mientras él Hokage abre sus ojos a más no poder por la sorpresa.

— ¿Acaso...... eres tú...... — El encapuchado deja caer un poco el gorro de su capa que deja ver un cabello rojo sangre y una mirada jade, sus finas facciones son apuestas y también han sido decoradas con rasgos de batalla, heridas aparentes de una pelea — Haruno Kizashi — termina de responder sin dejar su asombro.

— Ha pasado tanto tiempo Hokage-sama — responde con una débil sonrisa ladina, antes de que Sarutobi pudiera decir algo un llanto de un posible ¿bebé? Se escuchó entre ellos. El Hokage puso mirada confusa al principio para pasar después a una de sorpresa al ver como Kizashi levantó un poco su capa dejando ver a una bebé de cabellos rosados que Lloraba — Shh, ya, tranquila Sakura — dijo el pelirojo — Tú padre.... Esta aqui — En ese momento la bebé dejo de llorar para abrir sus ojitos que eran idénticos a los de su padre, Sarutobi miraba en un estado de sorpresa a aquellos dos para luego sonreír.

¿Es tú hija? — Preguntó con curiosidad y cierto tono de emoción, emoción que se fue al ver como el pelirojo después de asentir gimió de dolor y cayó de rodillas — ¡Kizashi! — Gritó preocupado acercándose al hombre y ayudarlo, pero parecía ser en vano pues sus heridas eran graves y su cuerpo comenzaba a volverse nada y la bebita comenzaba a llorar con más fuerza.

— Mi tiempo a llegado, usted sabe lo que sucede cuando un Haruno muere — respondió con dolor mirando a su hija — Por favor, cuide de ella — extendió a la bebé para que Hiruzen la tomará en brazos, lo cual hizo — Aquí mi hija estará a salvo de él, por favor Hokage-sama. Cuide de ella y haga que sea una buena ninja. Sakura — miro a su pequeña aún arrodillado — Hija.... Quiero que seas una buena chica, que seas fuerte e inteligente, que tengas muchos amigos...  Pero sobre todo, que no olvides jamás que tú madre y yo te amamos y cuidaremos de ti desde donde estemos. Te amo — en ese momento el cuerpo desapareció y aquellas brillantes y cenizas color fuego, flotaron al cielo, perdiéndose en esta noche oscura. La pequeña Sakura Lloraba sin consuelo mientras Hiruzen solo podía ver el manto de la noche estrellada.

Tranquila Sakura, todo va a estar bien — dijo tratando de parar el llanto de la pelirosa.

.......................

*En otro lugar*

La noche es oscura y la luna parece dar ventaja a los seres idénticos a ella que viajan entre las sombras, pero lo que más llamaría la atención es aquel hombre gallardo de cabellera oscura cubierta con un sombrero rojo y viste unas ropas victorianas del mismo tono de su sombrero es su traje , un estilo de botas de montar y un par de gafas de sol circulares de marco delgado. Su mirada está fija a la nada y parece vigilar cual centinela.

— Hmp.... ¿A donde habrá ido? — gruño un poco ante su evidente fracaso de encontrar algo o a “alguien” — *Con esas heridas no pudo haber ido muy lejos, y si esta muerto entonces...... Esa niña......, Tsk.... Maldita sea, debo encontrarlos, encontrarla sin importar que..... No la dejaré ir tan fácilmente, esa niña me pertenece* — pensó el hombre. Mientras desaparecía para seguir buscando lo que según él le pertenece. Sin saber que ella yace en un lugar muy alejado.

Contrato de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora