Sinceramente no se cuanto tiempo duro el viaje, ya que dormí como una marmota. Lo que sí puedo asegurar es que me dolía todo el cuerpo, vaya uno a saber cómo habré dormido.
Mi reloj marcaba las 11hs cuando la azafata dijo que dentro de 15 min ya íbamos a aterrizar, ya no veía la hora de pisar tierra inglesa y ver a mi abuela y a Cami, no las veía cara a cara de hacía mucho tiempo.
Cuando el avión aterrizo casi salí corriendo hacia la puerta, quería abrazar a mi familia y no soltarlas nunca más, quería saltar de la emoción. Y creo que se me notaba mucho en la cara porque la azafata cuando me despidió, sentí que se me reía. Ni siquiera quise saber cómo debía de tener mi cara, hecha un desastre, con el maquillaje corrido. ¡Já, como si me importara!
Empecé a cabecear para todos lados cuando estaba en el aeropuerto, sabía que mi abuela y Cami iban a estar esperándome pero no sabía muy bien donde, ese lugar era perfecto para que alguien como yo se perdiera. Estaba a punto de llamar a mi prima cuando escucho que alguien grita mi nombre:
- ¡Orneeeeeeeee! –Sí, era mi prima, que estaba del brazo con mi abuela. Se les notaba en la cara que estaban de igual de emocionadas por verme como yo de verlas a ellas.
Solté todas mis valijas y salí corriendo para hundirnos en un abrazo que deseé que nunca terminara. Por fin las veía, después de tantos años viéndolas a través de una pantalla, que cabe destacar no se veía para nada bien. Por fin las tenía entre mis brazos, conmigo. Por fin estaba en Londres. La cuidad que desde muy pequeña quise conocer, la ciudad de mis sueños.
- Abuela, estas preciosa. Y vos Cami, estas re linda. ¡Te convertiste en una mujer hecha y derecha! – No pudimos contener la risa y volvernos a abrazar. Me sentía como en casa sinceramente.
- ¡Y vos Ornella, mira lo que sos! Si fuese hombre, serias la primer y única chica a la que miraría. – Mi prima sabía como hacerme sonrojar.
- Bueno, déjense de tanto halago y vayamos a casa que Orne seguro esta súper cansada del viaje y quiere darse una ducha para recorrer un poco el lugar. –Mi abuela me conocía muy bien, sabía que eso era realmente lo que quería.
- Bueno, vamos. –Dijimos al mismo tiempo con Cami.
Mi abuela tenía un pequeño chalet cerca del centro, estaba a 30 min del aeropuerto. La ubicación de la casa era realmente hermosa. Se parecía a los barrios de las películas. ¡Me encanto ese lugar! No pude evitar ver que cerca de la casa había una plaza con unas cuantas rampas de skate y di por hecho que iba a pasar la mayoría de mis tarde allí. Cami no pudo evitar ver como babeaba al ver esa plaza y enseguida dijo:
- Te va a encantar ese lugar. Yo voy todos los días a andar en skate ahí y no sabes LOS CHICOS QUE ENCONTRAS.
Ahora me llamo más la atención esa plaza aunque yo no era de fijarme mucho en chicos. Sí, una chica muy rara era pero sabía que mi estadía en ese maravilloso lugar iba a cambiarme un poco.
Llegamos a la casa y mi abuela me mostró mi habitación. Quede estupefacta cuando la vi:
- Abuela, ¡Esto es súper grande para mí! Igual me encanta. – dije casi gritando, esa habitación era hermosa.
- ¿Te gusta? La decoramos con la intención de que te sientas cómoda. – Dijo mi abuela con una sonrisa de oreja a oreja.
- Si, la amo. ¡Gracias!. –Y abrase muy fuerte a las 2 por el regalo que me habían hecho.
Dejé todo en la habitación que mi abuela y Cami me prepararon y me fui a duchar. Me hizo realmente bien aquella ducha. Mientras me bañaba podía escuchar ruido a cacerolas y la tv de atrás. Seguro Camila estaba cocinando algo ya que eran como las 21.30, se nos había pasado el día volando.
Salí de bañarme y comimos mirando un poco de tv, aunque no le prestamos mucha atención ya que nos pusimos al día hablando y ella me contaba las cosas que me podían llegar a interesar pero lo único que quería en ese momento era dormir después del larguísimo viaje.