IMAGINAR 2

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IMAGINAR 2

Me levanto como puedo de la cama, me miro al espejo y mi cara lo dice todo. No he pegado ojo en toda la noche, no puedo, saber que la puedo perder me parte alma, no quiero. No quiero y no voy a permitir que esto pase, tengo que verla, tengo que hacerlo, necesito decirla cuanto la amo y cuanto la necesito.

Preparo una pequeña maleta, por si tengo que pasar la noche allí y después de ducharme y vestirme salgo con la maleta hacia el salón.

- ¿A dónde crees que vas? – me pregunta alguien desde el salón.

Me giro y veo ahí parado a Isco.

- Me voy a Santander a ver a María – le respondo mientras sigo mi camino hacia la puerta.

- No puedes – me responde y le miro confuso – sé lo que ha pasado Marco. María necesita tiempo – me sigue diciendo.

- Pero... - intento decir – Necesito que sepa que la amo – digo desesperado mientras me siento en el sofá.

- Ella ya lo sabe – me responde mientras me pasa un brazo por los hombros.

- No quiero perderla – contesto al borde de las lágrimas.

- Lo sé, pero no puedes aparecer así de repente en su casa, no es lo que ella quiere. Ella quiere que sigas con tu vida, te estás jugando la titularidad – me dice – si te vas te van a echar una buena bronca.

- ¿Y qué hago? No puedo estar sin ella – pregunto a Isco.

- Esperar y ser paciente, dala su espacio. Volveréis, estoy seguro – me responde Isco.

Al final le hago caso y no me marcho a buscarla, dejo el espacio que ella necesita, pero dentro de mí no hay mayor deseo de que el tiempo pase rápido para que volvamos a estar juntos. Si hace falta vuelvo a conquistarla.


Han pasado un par de semanas desde la última vez que hablé con María, quería hablar con ella pero le deje espacio. Pero llega a un punto en el que no puedo más.

Busco por Instagram y veo su perfil, doy con una de sus amigas y le mando un mensaje directo. Su amiga, Iris, es una de las pocas que sabe que estamos juntos. Hablo con ella y le cuento mi plan. Iris contenta decide ayudarme y acordamos una hora y un lugar para llevar a cabo el plan.

Y aquí estoy, hoy es uno de esos días de noviembre, de esos días donde el frío entra por cada poro de nuestra piel, de esos días despejados y gélidos, un día de esos de abrigarse hasta arriba pero no quedarse en casa.

Estoy en el Sardinero, en Santander esperando a la persona que hace cambiar mi mundo con tan solo una sonrisa. No he podido esperar más para verla, para hablar con ella y tengo miedo. Miedo por no saber cómo va a reaccionar, por lo que me va a decir.

Iris me dijo cual era su lugar favorito y estoy sentado en la arena de la playa esperando a que aparezca. A decir verdad, el lugar es precioso, ya entiendo porque le gusta tanto a María. Al cabo de unos minutos me levanto de la arena desesperado y comienzo a andar por los alrededores, viendo tras las rocas que hay.

Unos segundos más tarde la veo aparecer, tan preciosa como siempre. Busca por todos lados, me imagino que buscando a su amiga y cuando veo que tiene intención de irse, salgo tras las rocas. Me mira y se queda estática en el sitio pero yo no puedo evitar sonreír al verla. Me voy acercando a pasos lentos hasta donde se encuentra pero aún me queda mucho por recorrer.

MIENTRAS NO ME OLVIDES, NO ME HABRÉ MARCHADO DEL TODO || MARCO ASENSIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora