PRÓLOGO

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Entramos yo y mi abuela a la funeraria local, justo despues de tener que reconocer el cuerpo destrozado de mi padre...

Me acerqué al ataúd para ver a mi mamá, parada como siempre con una postura recta y por supuesto que no eataba llorando, en cambio yo, en cuanto me acerqué, apenas y pude hacercarme antes de soltarme a llorar al ver al cuerpo de mi pobre padre en el ataúd...

-Se lo merecía- dijo mi madre -Y lo sabes-

-No me importa si se lo merecía o no- le dije aún llorando -El era mi padre...-

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