Querido desconocido:
No sé si deba hacer lo que estoy pensando... pero no me importa. Alguien debe saber que esto me ocurrió y quizás de esa manera, vuelvan a creer en lo que algún día confiaron.
No tengo mucho tiempo. Sólo quiero que leas con atención...
Aún recuerdo ese nublado, esperanzado, pero al mismo tiempo, triste día.
Había pasado una semana desde que fui despedida de mi trabajo como camarera en un restaurante llamado "Miracles". A veces pienso que me echaron porque dije que el nombre era estúpido, porque en realidad pensaba que lo era, es decir, ¿quién cree que las cosas pueden pasar así como así?
Todo es fruto de la utopía.
En fin, esa misma mañana me dirigí a la estación del tren. Estaba sentada en un banco, con mis zapatos cubriendo mis pies y mis pies sobre la tierra.
Mi maleta estaba a mi lado.
Me encontraba en medio de dos asientos vacíos.
[Siempre vacíos...]
Entonces, comenzé a pensar en mi vida. En sólo una semana, habían sucedido cosas desagradables, ya que, además de perder mi estresante trabajo, me sentía triste por la muerte de mi perro. Además, mis padres se encontraban en Londres, pero mi destino era Boston.
Lejos de todo y todos los que conozco, y más cerca de mí.
Abrí el periódico que tenía en mis piernas y leí el título: " Teatro Moonlight ha sido inaugurado este viernes 09 de mayo, a las 22:00am". Estaba leyendo con mucho interés, cuando una chica un tanto distraída con el celular que rodaba en sus manos, se sentó a mi lado. Tenía unos audífonos color rosa en sus oídos, mientras yo seguía con mis extraños zapatos y mi maleta a mi lado.
Después de unos silenciosos minutos, toqué el hombro de la chica. Yo era una persona que le gustaba conversar con los demás y ella, se veía interesante.
-¿Hola?- Le dije con simpatía.
-Hola, ¿necesitas algo?- Me preguntó.
[¿Qué debía decir?]
-Sólo quería decirte que me gustan tus zapatos.- Le alagué.
-Gracias- Dijo, con una pequeña sonrisa.
A pesar de que trataba de entablar una conversación con la chica, esta no parecía prestarme atención. Todo gracias al aparato en sus manos.
[¿Qué clase de persona era aquella?]
-¿Cuál es tu nombre?
-Mi nombre es...- La joven iba a responder, pero fue interrumpida por su razón de ser: su celular.
La chica me miró con un perdón en sus labios y respondió su llamada muy entusiasmada... como si yo no estuviera ahí.
[De todos modos, está bien, ¿no?]
Miré mi reloj. Eran las 3:00pm, es decir, faltaban 2 horas para que el tren llegara.
Mi maleta todavía estaba junto a mí, mis feos zapatos aún cubrían mis pies, y estos descansaban sobre la tierra.
Sentí la necesidad de ir al baño, después de 10 minutos. Tomé mi maleta y me levanté del asiento. Luego, caminé con direacción al lugar ya mencionado.
Un chico que lucía como una especie de oficial estaba al lado de la puerta.
-Disculpe, señorita. Pero no puede entrar con su equipaje.- Me dijo con seriedad.