Hola, me llamo Laia y me gustaría relatarles una pequeña historia, una historia sobre como dos vidas pueden unirse inesperadamente...
Tengo diecisiete años, pelo largo y teñido de rosa clarito y de estatura mediana. Me encanta la musica, realmente la adoro y mi sueño es poder llegar a los corazones de la gente a través de mi música. Amo tanto la musica que se ha convertido en gran parte de mi. Sin embargo no siempre fué así...
Un día, acompañé a una amiga a la tienda de música para que reparasen su piano. Mientras ella hablaba con el dependiente dí una vueltecita por la tienda hasta que paré donde estaban expuestas todas las guitarras. Me embobé con una de las acústicas, tenía tonalidades rojas y moradas, era preciosa. Mientras acariciaba el mástil observando cada detalle de esta, se acercó a mi el ayudante de la tienda. Era un chico joven, de largos cabellos rubios, algo me decía que era un experto en guitarras.
-Hermosa verdad? -dijo sonriéndome-
-S-si... debe de sonar genial...- Dije mientras apartaba mi mano-
-Bueno, si tan segura estás ¿por que no la pruebas? -cojió la guitarra y me la mostró para cojerla-
-Oh, no no... yo.. no se tocar... -dije mientras me sonrojaba-
-Hmm... Bueno, pues no te dejaré con las ganas de oírla-
Entonces el joven se sentó y empezó a tocar una pequeña melodía. Era muy bonita y cuando acabó no me pude contener y le halagué por tal bello sonido.
-¡Ha sido hermoso! Tocas muy bien.
- Jajaja, solo han sido un par de acordes señorita- Se reía mientras se llevaba la mano a la cabeza-
- De verdad que me encantó. Ah y.. hem.. Me llamo Laia.
-Yo soy Sting- Inmediatamente me tendió la mano y yo le devolví el gesto automáticamente. - ¿Te gustaría aprender a tocar? Puedo enseñarte encantado Laia- Me guiñó el ojo-
-Oh claro yo...
-Laia, ya estoy, venga vámonos- Interrumpió Sakura, mi amiga-
En ese momento miré a sakura con cara de, ¿ya? y luego miré a Sting con una cara de lo siento.
-No te preocupes, toma. -Entonces sacó una targetita en la que ponía su nombre y un numero de teléfono.- Doy clases particulares, llámame si quieres. - El me sonrió y me sonrojé intentando devolverle el gesto.
-Eh..hum... gracias.
Al salir, Sakura estaba muy rara y empezó a mirarme con caras extrañas mientras me decía que siempre había sabido que yo no era tonta. La verdad, había conseguido el número de un chico guapísimo sin esforzarme apenas.
Cuando llegué a casa, puse en los altavoces mis openings de animes favoritos mientras dibujaba, pero algo extraño pasaba, no estaba inspirada y solo podía pensar en Sting y en aprender a tocar la guitarra. ¿Valdrá la pena? me dije a mi misma, y acto seguido cojí el móvil, lo estuve mirando un rato y al final marqué el numero y llamé.
-¿Si?
-Ho-hola Sting, soy Laia, nos conocimos esta mañana.-Estaba algo nerviosa.
-¡Laia! ¿que, te has decidido?
-Hem.. si, me gustaría que me enseñaras a tocar porfavor...
-¡Fantástico! La verdad eres la primera de tu edad que me lo dice, llevo tiempo enseñando a niños más pequeños y para mi es todo un reto jajaja
-O-oh, vaya, me alegro, pero espero no ser una carga...
-Jajajajaja, ¡no digas tonterías! ¿como va a ser una carga una chica tan bonita? Estoy encantado y agradecido. ¿Te van bien los viernes?