El viernes siguiente cuando entré en la sala donde me daba clases Sting, lo encontré tocando la guitarra. Estaba tocando una canción familiar para mi, mi canción favorita. La tocaba tan bien, me llegó tanto al corazón, que no pude evitar cantarla mientras el tocaba... ( https://www.youtube.com/watch?v=Tc_JF-XOziY por si alguien quiere saber en cual estoy pensando ^^ ) Sting se sorprendió al oírme, pero no paró. El tocaba y yo cantaba, de repente estábamos los dos conectados en harmonía con la misma canción.
Cuando acabamos, se hizo silencio y nuestras miradas se cruzaron.
-¡ L-lo siento mucho, no quería interrumpir! -me sonrojé y me puse algo nerviosa- es solo que...
- Tienes una voz tan bonita...-Sting se levantó y me sonrió, noté como sus mejillas tomaban color.
- Bueno yo... no es para tanto supongo... - Miré hacia otro lado mientras me sentaba esperando para empezar-
- Bueno, pues empecemos. - Dijo sin que esa sonrisa se borrara de su cara-
Estuvimos con las clases hasta que se hizo la hora, pese a estar muy nerviosa y tener ganas de salir corriendo aguanté. No se si por que quería estar con el todo el tiempo que fuese posible o por que quería ser educada y atender... Simplemente me quedé, escuchando su voz, dejando que nuestras manos rozaran mientras me enseñaba como poner los dedos en las cuerdas...
Aquella noche estuve pensando en el concierto, era la noche del día siguiente. ¿Que iba a ponerme? Sabía que su banda era de rock pero... nunca había ido a un concierto así. Como estaba agotada decidí pensarlo al día siguiente e irme a dormir.
A la mañana siguiente salimos mis padres y yo a dar una vuelta por el parque. Me quedé mirando todo a mi alrededor, recordando el día que estuve con Sting. Cada recuerdo era un latido, una sensación, un deseo... Definitivamente me gustaba Sting, no había duda, sabía que era una locura y que le acababa de conocer, pero quería que lo supiera... Quería que el supiera mis sentimientos.
Llegó la noche, después de cenar subí a mi cuarto y empecé a buscar en mis armarios. Encontré mis pantalones tejanos y mi chaqueta a cuadros, pensé que así no destacaría mucho. Me peiné un poco y me atreví a hacerme una fina línea negra en los ojos después de pensarlo y pensarlo delante del espejo. Miré el reloj y salí de casa. Había bastante gente, todos vestidos como yo, así que no destaqué mucho afortunadamente.
Entonces Sting apareció. Llevaba una camisa de líneas con corbata deshecha y una chaqueta, lo cual le daba bastante atractivo. Disfuté mucho con el concierto, el era el cantante y realmente me dí cuenta de que su voz era hermosa y potente a la vez. No quería que parase nunca. Incluso noté como alguna vez me buscaba con la mirada y cuando me tenía en su punto de mira no despegaba sus ojos de mi durante un buen rato, me sentía como si estuviésemos solos y el me estuviera dedicando una canción.
Una vez acabado el concierto me quedé dentro del local como me había indicado Sting la tarde anterior y esperé hasta que apareciera.
-¡Laia! - Sting apareció al cabo de un rato. - Me alegro de que hayas venido, estoy tan contento...
-No quería perderme tu concierto por nada del mundo, sinó me hubiese perdido la voz tan bonita que tienes- Le conteste mientras nos dedicábamos una sonrisa.
-¿ Te apetece dar una vuelta? ¿ Puedo llevarte a casa si quieres? - decía mientras recojía su guitarra-
-Hmmm... está bien, podemos dar un rodeo al parque y acompañarme a casa..
- Hecho entonces.
Mientras esperaba a que acabara de recogerlo todo, estuve pensando en si era buena idea en decirle lo que sentía... quería que lo supiera sin importar el que, pero no estaba segura del momento.
Nos sentamos en uno de los bancos del parque, estuvimos hablando del concierto y de musica en general. Pero en un momento, se hizo silencio. Sting me miraba fijamente y yo no podía despegar mi mirada de la suya. Se iba acercando cada vez más a mi, nuestras manos se juntaron en el banco hasta que su cara y la mía estaban casi unidas. Me quedé mirando sus labios y el los mios hasta que se acercó a mi oído y me susurró.
-Laia...¿ te gustan las locuras?
-S-solo si son para estar junto a ti... - Dije sin pensarlo dos veces y sonrojándome aún más.
Entonces Sting hizo una mueca y se acercó a mis labios hasta que quedaron totalmente unidos a los suyos. Nuestras manos se unieron y nuestros cuerpos se juntaron. Cuando nos separamos le miré mientras se caía una lágrima por mi mejilla.
-¿Estás bien....? - me preguntó
- Mejor que nunca. - Le abracé con todas mis fuerzas. - Solo tenía miedo...Te quiero Sting...
-Y yo a ti Laia, te quiero. - Dijo mientras me devolvía el abrazo-
Entonces mi corazón se calmó y estuvimos fundidos en un abrazo durante un rato. Luego me acompañó a casa y antes de irse nos dimos otro beso algo más tímido. No pasó media hora, que mientras estaba echada en la cama pensando en todo lo que había pasado me llegó un mensaje suyo.
" Laia, gracias por venir a mi concierto y, sobretodo, gracias por darme una oportunidad. Se que pensaras que es una locura tal y como yo he pensado, pero, sentía que si no lo intentaba no iba a soportar la idea de no tenerte. Te quiero Laia y siento una gran atracción hacia ti por que me gustas... Siento molestarte a estas horas pero si no hablaba otra vez contigo antes de irme a dormir reventaba. Buenas noches Laia."
Me sonrojé bastante y en mi cara se esbozó una gran sonrisa. Me tomó un rato contestarle por que no sabía como responderle pero más o menos quedó así:
" Sting, nada me puede poner más contenta que saber que pensamos lo mismo, no solo que es una locura, sinó que sentimos lo mismo. Todo ha pasado muy rápido, pero no significa nada. Yo también estoy enamorada de ti y me gustas mucho. No quiero que nada ni nadie estropee esto y, si es un sueño, no quiero despertar, sinó que quiero seguir soñando contigo y sentir de nuevo tus caricias... Gracias por todo, buenas noches. Te quiero."
He de reconocer que me costó bastante dormir, pero no había ni hubo nada que temer. Yo amaba a Sting y el a mi.
Seguí asistiendo a sus clases hasta que empecé a tocar mucho mejor la guitarra. Tocamos tanto juntos, que la acabé amando también. La musica se convirtió en una de las cosas que más nos unían y aún nos sigue uniendo. Y es que la vida puede ser muy caprichosa cuando quiere, pero a la vez generosa y bondadosa.
Pues bien, yo me llamo Laia y espero que les haya gustado mi historia, por que lo que he querido decirles, es que la vida no es más que una connexión de caminos con otra gente y tu y solo tu decides que caminos escoges. Que en la vida no hay fracasos, sinó lecciones y que nada ni nadie debería decirnos lo que está bien y mal, por que a veces, arriesgando puedes acabar ganando. No hay que temer a descubrir ni a equivocarse, por que al fin y al cabo, todo son experiencias que nos ayudan a sobrevivir.