Capítulo 5

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Ni siquiera le habían dado tiempo de despedirse de manera correcta de Taemin o hablar con alguien como el profesor Siwon, lo único que había podido hacer fué tomar sus maletas y ser prácticamente lanzado dentro de un taxi con destino a la escuela.

Pero ya no podía chistar de nada, ni siquiera bajarse o parar al conductor, no cuando faltaban menos de 5 calles para llegar. Todo lo que hacía era observar con cuidado el camino.

Ciertamente llevaba mucho tiempo sin pisar un terreno que no tuviera que ver del todo con lugares religiosos, era bueno ver de vez en vez los lugares de su juventud.

Y luego llegaron.

La fachada del instituto católico de Seúl podía describirse sólo con dos palabras: poco inspirador, hacía años que Hoseok había visto por última vez la escuela, pero a primera vista se veía igual. Seguía teniendo aquella contrucción que hacía parecer a la escuela como un escenario de una película de terror, aún cuando recibía sólo a alumnos con buenas posibilidades.

Cuando el taxi hubo parado frente al portón oxidado, pero enorme frente a la escuela, bajó del vehículo. Se despidió del conductor y éste le entrego sus maletas en la mano.

Tampoco había nadie afuera, ni siquiera alguna persona del área de seguridad, Sólo habían dejado el portón ligeramente abierto para dejar entrar a las personas. No le quedó más remedio que comenzar a caminar después de abrir el portón, cerró de nuevo y jaló sus maletas, preguntándose porqué sus maletas pesaban tanto si lo único que llevaba era ropa y sus cuadernos.

Pasó por un camino que guiaba a la entrada principal, rodeado por un jardín lleno de estatuas y flores exóticas. Humilde.

Una vez llegó frente a la enorme puerta, se detuvo. Tenía que presionar un timbre para llamar la atención de la recepción.

«Podrías huir ahora, no tienes a nadie esperando ni teniendo atención en tí.

Olvida eso, eso sería malo. Toca de una vez»

Terminó por presionar el pequeño timbre y esperar a que alguien abriera, pero no pasaba nada, presionó dos veces más y aún nada.

Entró en paranoia, de seguro habían cambiado el edificio y le habían dado una dirección incorrecta, talvez ni hubiera nadie en su escuela y...

— Disculpe el retraso — una voz dulce le recibió, una religiosa estaba tras la puerta, con un hábito azúl cielo— en la recepción está fallando el sonido del timbre. Pase.

Hoseok tomó sus maletas y se abrió paso en la entrada. La recepción era de color blanco inmaculado, todo; desde el techo hasta las pequeñas figuras en la mesa en donde se sentó la monja eran blancas -exepto el escritorio y las bancas- algo que resultaba sumamente elegante y atrayente para él.

— Soy Jung Hoseok — se presentó, estrechando las manos con la madre — me mandaron del seminario para ser asistente temporal de psicología.

La mujer asintió y le regaló una pequeña sonrisa, apenas había notado cuan joven era, su juvenil rostro no podía pasar de los veintitantos años.
La mujer le indicó que se sentara y esperara.

— Madre Kang Hyeyeon, un gusto conocerle Hoseok, todos estábamos muy al pendiente de su llegada.

Muy pendientes, claro

— Muchas gracias, ¿a quién esperamos? — el color blanco empezaba a marearle y se preguntó si la chica no sentía un vértigo al ser el único punto de color en el cuarto.

— A que el director pueda recibirle en su despacho para que le dé indicaciones — le respondió, concentrada en algún papel.

A él le gustaba conversar, pero el silencio incómodo se hacía muy pesado. Estaba acostumbrado a hablar siempre y empezar los temas, pero Hyeyeon no parecía encantada con conversar.

Un teléfono comenzó a sonar de manera insistente después de algunos minutos, la madre tomó llamada y asintió varias veces.

— Yo le comunico que pase

Hoseok supo que se referían a él cuando la chica colgó y lo condujo por varias puertas hasta un despacho en el tercer piso.

— Es la puerta con la cerradura en forma de corazón — señaló Hyeyeon, dejándolo sólo.

Subió los pocos escalones que quedaban hasta un pasillo largo y se guío mirando las cerraduras. Dió con ella tras unos segundos, era el último lugar al final del pasillo.

Un chico de cabello negro salía por la puerta, tenía el uniforme azul obscuro y zapatos negros que siempre había portado en su estadía en el lugar.

— Buen día — saludó el chico, quién cargaba una pila de libros.

— Buen día — devolvió, mientras tocaba la puerta.

Un hombre alto y vestido de traje estaba en la puerta, le había abierto y recibido con una sonrisa.

— Bienvenido hermano Jung, es un gusto que ya esté aquí. ¿le recibieron bien? — Hoseok asintió.

— Muy buena recepción, muchas gracias por recibirme. ¿Usted es el director?.

— Si lo soy. Mi nombre es Kim Namjoon, es un gusto recibirle — estrechó sus manos — de seguro le habrán dado en su seminario los acuerdos generales.

— Me dijeron lo de la paga, el hospedaje y el cargo que ocuparía. Asistente de psicología.

Namjoon hizo una mueca.

— Bueno, asistente de psicología es incorrecto. Usted es el profesor y encargado de psicología por lo que queda del ciclo escolar, ¿no le dijeron? — explicó.

Negó. Eso no era lo que esperaba para nada, a él le habían dicho un cargo específico y lo que recibiría. ¿qué pasaba?.

— La verdad es que no, pero ¿qué haré si soy profesor y encargado de psicología?.

— Casi no hay diferencia, dará clases a los alumnos de grupos que tienen la materia y se encargará de recibir alumnos que necesitan asistencia​ — le indicó — recibirá la misma paga que un docente y un libro donde puede ordenar la manera de sus clases.

No le disgustaba la idea, además Namjoon se veía una persona razonable y buena.

— No le veo nada malo, ¿Cuándo comienzo a dar clases? — le interesaba, ya había comenzado a planear el estilo de clases y sus temas.

— El lunes, yo le daré los horarios mañana en el desayuno — indicó.

— Muy bien, gracias señor Kim.

— Espere, ¿no desea que le indique el lugar dónde dormirá? — lo último lo dijo riendo.

Tenía un buen presentimiento sobre Kim Namjoon.

Namjoon le condujo a un pabellón lleno de de dormitorios.

— Muchos de nuestros maestros se quedan aquí, así que éste es el ala de la escuela especial para que se queden. El suyo es aquél — le entregó unas llaves — las maletas que dejó en la recepción están ahí y los libros de los que le hablé.

Hoseok asintió y  vió a Namjoon irse tranquilamente​, él también se veía demasiado joven, hace años todo el personal era conocido por ser mayor, al parecer ahora optaban por personas jóvenes. Abrió la puerta y la habitación le gustó; todo era de un color crema con combinación en cosas verdes, amaba el color verde.

Los libros estaban sobre un gran escritorio al final y sus maletas en la entrada, el lugar era como un pequeño departamento. Bueno, el instituto católico de Seúl era conocido por tener a todos sus alumnos bañados de lujos por ser provenientes de dinero, era justo que todos los que los educaban tuvieran algo bueno.

Se sentó en la orilla de la cama y rezó para que lo que restaba del año fuera bueno para él.

Y sin duda lo sería...







– pueden matarme por no actualizar-
Pero no lo hagan, pollito me necesita :'c.









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