Si las estrellas fugaces y las velas de cumpleaños tuvieran el verdadero poder de conceder deseos, ella no se encontraría en aquella situación tan miserable.
Miserable era un término demasiado ingrato, al menos poseía un techo donde resguardarse cuando llovía, iba a una escuela pública y sus padres ganaban dinero suficiente como para pagar la electricidad y el agua. A veces comían dos veces al día, otras veces pasaban hambre.
Gabriela era una chica que acababa de cumplir los diecisiete años. Su madre deseaba mandarla a trabajar en otra parte del país, con sus tíos que jamás había visto, mas en fotografías. Su padre deseaba que ella terminara sus estudios secundarios y solicitara una beca para estudiar en alguna universidad decente: No quería que su hija terminara como ellos.
En la escuela la acosaban por su gastado uniforme y sus materiales escolares que hacía años utilizaba. Una vez le habían robado los zapatos durante la clase de Educación Física, y los colgaron en el enredo de cables que pasaba por la esquina del edificio estudiantil. Una chica llamada Sara le puso goma de mascar en el cabello, y otra le arrebató el único cuaderno sano que tenía, sólo para escribir con marcador permanente que era un Zorra pobretona.
Pero, había algo que solamente podía consolar sus días de angustias: League of Legends.
Un juego online que había descubierto durante las clases de computación, cuando todos sus compañeros se amontonaron frente a una sola computadora, para poder ver cómo Pablo (el chico más "friki" de la clase) se hacía un Pentakill usando a Aatrox.
Quedó tan fascinada por el videojuego, que esa misma tarde lo instaló en la laptop que el Ministerio de Educación estaba obligado a dar a cada estudiante de Bachillerato. El problema era que la tendría que devolver apenas se graduara, pero aún tendría tiempo suficiente para, al menos, salir de Bronce V.
¿Qué tal si estudiaba para ser Programadora de videojuegos en el futuro y trabajaba para Riot Games? Otro deseo, era realizar streams de caridad cuando fuera lo suficientemente millonaria para sacar de la pobreza a su familia y donar su dinero a Organizaciones No Gubernamentales para ayudar a más personas que necesitaban impulso para mejorar su calidad de vida.
Se había puesto como meta ahorrar dinero para comprarse una laptop propia, ya que aun el vecino no se había dado cuenta que usaba su conexión WiFi para jugar a la noche. Inclusive, podía practicar e ingresar a un torneo de LoL donde los premios eran becas universitarias...
Todo era posible si se lo proponía.
—Es hora. —murmuró Gabriela, al conectar sus viejos auriculares al costado de la pequeña laptop. Se las había arreglado para usar el panel táctil en vez del mouse (porque no tenía uno, y no deseaba robar alguno del laboratorio de computación de la escuela).
Abrió su cuenta, emocionada: Tenía esencia azul suficiente para comprarse a Swain y a Zyra juntos.
—¿Por qué las personas no desean realizar más streams de caridad? —se preguntó ella, entre tristes suspiros. No sólo pensaba en lo maravilloso que sería que su familia fuese escogida para ese gran beneficio (ya que, por ahora, ella no podía aportar mucho), sino también para todos los seres humanos que se encontraban en peores condiciones que ella: Los que morían de hambre, de frío o atrapados en la falta de conocimiento para darse cuenta de que el mundo podría ser mejor, pero no con la clase de personas que lo controlaban.
Miró su reloj de muñeca, eran las once de la noche. Su hermanito dormía en la cama de arriba de la litera. Algún día le presentaría el League of Legends, y harían Dúo para las Clasificatorias.
—Conmigo no caerás en Bronce, Tobías —susurró, sin dejar de sonreír al pequeño de siete años que abrazaba a un oso de peluche que había sido de ella también.
Dio clic en el icono de JUEGA, con el corazón palpitándole en las sienes. A veces jugaba sin sonido, por miedo de que sus padres despertaran y la regañaran por estar jugando a altas horas de la noche.
Bebió un sorbo de agua del vaso que estaba a su lado, y prosiguió.
Mientras seleccionaba el modo de juego Reclutamiento, se percató de una mancha morada en la esquina superior derecha de la pantalla.
—Tienes que estar bromeando —exclamó Gabriela en mente. ¿Qué tal si eso era indicio de que la laptop tenía alguna falla o virus?
No lo pensó ni siquiera dos veces, acercó su dedo índice a la mancha, y la presionó.
Presionar aquella mancha, provocó que una red de hilos purpúreos luminosos se apoderara de todo su cuerpo. Quiso gritar, pero sus cuerdas vocales no emitían sonido alguno.
Un destello brillante la cegó, y todo su alrededor desapareció.
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Entre dimensiones [League of Legends]
Fanfiction¿Qué pasaría si un día despertaras, y te encontraras dentro del universo de League of Legends? ¿Cuál sería tu primera reacción al ver a los campeones con los que juegas a diario ante ti? Es algo difícil de imaginar. Gabriela Martínez es una joven c...