Un amor real

Capitulo 18

Mis manos estaban aferradas al asiento, mi vista estaba perdida en la carretera reviviendo una y otra vez las escenas de la gala benéfica mientras lágrimas salían de mi rostro nublandome la vista

Comencé a idear escenarios en dónde había aceptado la invitación de Evelin de ir a la feria del pueblo y distraernos y comer algodón de azúcar, también imaginé el escenario en dónde estaba en la cocina de la gala junto a mi hermano y lograbamos escapar de todo el caos y después continuaba reviviendo la realidad y mis náuseas incrementaban

A mi mente llego mi familia... mis padres casi nunca estaban en casa y Jhon y su esposa Vanessa se habían hecho independientes y tenia ya muchos meses sin saber nada de ellos y mi querido hermano Tayler siempre estaba cuidandome y ahora el escenario que ocupaba mi mente era el de que no había viajado aquí a Inglaterra, en lugar de eso me había quedado en casa aprendiendo de alguno de los negocios familiares mientras bebía soda en el jardín y leía algún libro

Recordé como mi familia siempre habia estado para mi, para apoyarme con cualquier estupida desicion que tomara y ahora solo queria llorar por estar de nuevo con ellos, por volverlos a ver, abrazarlos y decirles cuanto los amaba.

En estos momentos solo pensaba en que era lo que había sido de Tayler en la gala, yo logre salir ilesa pero no sabia nada de el sobre si habia logrado escapar o al menos saber que estaba bien.

la pantalla de mi celular estaba rota y completamente estrellada y Enrique estaba pensativo o tal vez enojado por lo de el maldito periodico conduciendo rápidamente por la senda y mirándome de reojo de vez en cuando mientras que yo sólo rehuía de su mirada, tal vez por coraje, tal vez por decepcion, tal vez por tristeza, tal vez porque comenzaba a amarlo y ahora me daba cuenta que probablemente el nunca sintio nada por mi

perdí la noción del tiempo y mi vista estaba pérdida en la senda en la que íbamos, lo único que pude notar es que nos adentrabamos a un espeso bosque y que por mas de 10 minutos conduciendo no había otra vista que no fueran los arboles, la penumbra de la noche era igual de espantosa que el silencio que se encontraba entre nosotros pero queria que asi se mantuviera porque no tenia animos ni deseos de entablar converzacion alguna con "el principe Enrique".

Con la mente un poco más despejada, me recargue sobre el asiento y vi la luna, seguía estando igual de hermosa pero unas nubes amenazaban con taparla por completo así que de nuevo mire a Enrique, se veía perfecto conduciendo con gesto duro, y reprimi las ganas que tenia de abrazarlo y llorar por todo lo que habia pasado en la noche

El frío ayudó a tranquilizarme y a que estúpidamente me sintiera protegida y a salvo al lado de Enrique, sentía que a su lado nada me podría pasar y eso estaba mas que claro al recordar como se avalanzo hacia mi para protegerme así que decidí aminorar el odio que sentí hacia el hace unos minutos cuando estábamos en la gala

Presentia que estabamos perdidos porque la unica vista que teniamos eran arboles, arboles y mas arboles. Pense que tal vez estábamos conduciendo en circulos hasta que las cosas se controlaran en el priorato de finchale pero desde hacia varios minutos que se habian dejado de escuchar los disparos asi que mi mente comenzo a dar vueltas y vueltas confundiendome aun mas

después de lo que senti como una eternidad el camino comenzó a despejarse dejando ver una hermosa mansión iluminada con pequeños faroles y que estaba en medio de un enorme jardín adornado con fuentes y al rededor había árboles dándole un aspecto privado y sofisticado y me confundi aun mas

Porque ¿en donde demonios estabamos? Y ¿porque carajos me trajo aqui y no a mi departamento con Tayler?

rodeo el auto y abrió la puerta del copiloto y me bajo cargándome en brazos hasta que entramos dentro y me deposito suavemente en un sofá color café, el lugar tenia un toque rustico pero tambien moderno a la vez, pero era demasiado extraño estar en un lugar que suponia que ninguno de los dos conocia asi que me atrevi a romper el silencio