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El día había llegado. Ambos, ángel y demonio, se encontraban nerviosos.
Los tres ángeles fueron los primeros en llegar al lugar decidido, nada más y nada menos que una cabaña en el planeta tierra en el interior de un frondoso bosque.
―Relájate, Jungkook ―le susurro Jin. El dulce ángel de ojos azabaches asintió.
Un chasquido resonó por toda la sala y los tres demonios aparecieron entre llamas. Taehyung temblaba ligeramente.
―Ruego disculpen nuestra demora, ángeles―habló Namjoon cortésmente― Uno de mis demonios ha tenido un...problema.
Taehyung tosió. Yoongi y Namjoon habían tenido que sacarle de un hoyo en él que se había escondido despues de convertirse en conejo.
Estaba demasiado nervioso, se encontraba a pocos metros de aquel hermoso ángel.
―No te preocupes, Namjoon ―hablo Jin con una dulce sonrisa. Hizo un gesto señalando el sofá. ―Pueden tomar asiento.
Cada sofá tenia espacio para dos personas. Namjoon sonrió y sin dudarlo se sentó en el lado de su ángel favorito.
Yoongi saludó a Hoseok y se sentó a su lado, dándole un beso en la cien.
Y por último, estaba Taehyung. Le faltaba el aire y sus músculos estaban tensos.
Dio una tímida sonrisa al peli-negro ángel y lentamente se acercó a él. En un momento dio un paso en falso y callo en el regazo del ángel.
―Oops! Discúlpame, por favor. No quería... a veces soy muy torpe― habló con voz temblorosa mientras se levantaba de nuevo y se sentaba correctamente.
Jungkook lanzo una alegre carcajada.
Mentiría si digiera que no se había emocionado cuando Taehyung cayó en sus piernas.
El demonio amó la dulce risa del ángel.
―Hola ―saludo el oji-negro con una sonrisa.
Todos en la sala miraban a la pareja completamente enternecidos.
Y quizás alguien más observaba aquella escena de la misma manera, pero desde arriba.
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