Empiezo esto desde aquí ya tendría mucho que ver...
Justo había organizado una pequeña cena con Lind (la que actualmente es mi esposa), nuestro primer aniversario.
Yo paseaba por las calles de Nueva Jersey mirando en algunos locales de la ciudad un regalo digno de dicha ocasión.
Había pasado mas de tres horas buscando aquel dicho regalo, mi smoking negro comenzaba a tener algunas arrugas, mi pelo se desarreglaba demasiado ya que había demasiado viento,se llegaba la hora de la cena y yo aun no tenia un regalo entre mis manos,frene un momento y sostube la mirada en él piso unos segundos, coloque mis manos sobre mis ojos cubriendo mi rostro,bufé ante mi frustancion hasta que escuche una voz gruesa pero suave detrás de mi.
Y gracias Frank,en verdad gracias por esas cuatro simples palabras que salvaron esa noche.
“—Se hace tarde ¿Verdad?”,esas simples palabras bastaron para retirar mis manos de mi rostro,levantar la mirada y ver a mi costado derecho un puesto de rosas
Había pasado antes por tantas florerias que sinceramente había considerado como ultima opción. Suspire y me acerque a aquel chico que se encontraba detrás del aparador él cual contenía infinidad de cosas (que en estos momentos no recuerdo con exactitud), Sonreí de lado y entre por completo al local,me pare frente a el. Mire un momento todos aquellos adornos,había de muchos tamaños, colores, estilos, distintas flores, olores, en verdad había una gran variedad. Despues de mirar por mas o menos unos tres minutos volví a mirar al chico él cual me veia con un lindo brillo (quizás especial) en sus hermosos ojos avellanas, reí leve haciendo que salga del el transe en el cual este se encontraba, esto provoco un leve sonrojo en sus mejillas que de cierta manera encontré tierno.
“—El adorno mas caro por favor” dije sacando mi billetera del bolsillo de mi pantalón.
Pensándolo ahora es estúpido,siempre creí que las cosas mas caras podían importar o tener un significado mas fuerte que algo de un menor valor.
Pero de nuevo Frank... Gracias por enseñarme que no es asi.
Tu simplemente negaste sonriendo mientras que de tu costado izquierdo tomabas una hermosa rosa blanca,le quitaste las espinas, acomodaste los pétalos convierto aquella rosa algo perfectamente simple, sonreiste satisfecho y me entregaste aquella rosa provocando un ligero contacto entre nuestras manos.
Tome aquella rosa y suspire, tu seguías con aquella mirada infantil y esa sonrisa ladina.
“—No es nada pero debería de enseñarse a valorar las pequeñas cosas señor...” hiciste una pequeña pausa,intente ignorar eso rodeando los ojos pero tu linda mirada me indicaba curiosidad, sabia que en verdad querías saber mi nombre.
“—Way...Gerard Way”. Comence a caminar a la salida del local pero tu voz me detuvo un instante.
“—Espero verlo alguna otra vez Señor Way”
Negué,salí del local y camine hasta la casa de Lind.
Al llegar golpee tres veces la puerta con mi mano izquierda ya que en la derecha sontenia la flor, Lind me resivio con una sonrisa ladina y un vestido con un escote ¿Demasiado provocativo?
Y bueno, esa sonrisa... Esa sonrisa no era como la tuya, la tuya era tan inocente... Tan pura.
Lind tomo la rosa, sostuve la mirada entre la rosa y su delicada mano,tengo que ser sincero... Se veía mejor cuando con todo él cuidado la sostenias tu,ella simplemente la dejo por ahi,en algún lugar del mueble que se encontraba debajo de la TV,solo musitó un simple gracias antes de quitarme el saco y dejarlo sobre el sofa de la sala de estar que se encontraba frente a dicho mueble,me jalo de la corbata dándole igual la “Cena” (de hecho solo había una pizza, una par de copas y un vino). Mire un segundo la rosa
Creí que no le había gustado.
Fuimos a la habitación.
Quizás ella esperaba algo mejor.
Quito mi corbata de un movimiento rapido.
No pude hacerlo.
No lo haría mientras pensaba en
tu estúpida sonrisa.
Solo me aleje de ella,regrese a la sala mientras que arreglaba un poco mi ropa,tome mi saco y mire él regalo de Lind (en verdad sentía la necesidad de tomarla),suspire,coloque mi saco rapidamente y tome la rosa y de nuevo tu estúpida sonrisa pasaba por mi mente.Salí de la casa de Lind.
En él camino no podía dejar de pensar en tu sonrisa. Mire la flor la cual apreté unos segundo contra la palma de mi mano enterrandome una pequeña espina, la lance al piso dandome igual y limpiando la poca sangre en la tela de mi pantalón.
Siempre yo y mis estúpidos sentimientos raros.
Suspire y seguí andando a mi casa.
Al llegar,simplemente me desvestí y me dedique a dormir, cualquier cosa hubiera sido mejor que seguir pensando en ti.
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•El vendedor de rosas• [Frerard]
Short Story"... El siempre imaginaba que esa rosa era para el..."