Capítulo 1

347 29 1
                                    

La habitación se sentía más fría de lo normal, un millón de sensaciones recorrían mi cuerpo sin poder terminar con ello...


Su mente daba mil vueltas sin obtener ninguna respuesta que lo sacara del lugar tan hundido en el que se encontraba. terminar con su vida era su única salida una forma lenta pero segura de acabar con todo aquello que lo aterraba día a día, la culpabilidad que desde tiempo atrás llevaba con él crecía de una manera inimaginable la forma en que lo consumía por dentro terminaba con su vida, quiso terminar definitivamente con ella; la sangre que corría por su piel blanca fluía de una manera muy rápida como el caer de las gotas manchando el piso blanco de la habitación; el pulso era la única señal de vida que sentía, conforme pasaban los minutos, la frecuencia con la que lo sentía iba disminuyendo poco a poco hasta cerrar sus parpados quedando en un lugar obscuro.

Comenzó a abrir sus ojos lentamente, la luz blanca cegaba su vista por completo, daba a notarse fácilmente por el abrir y cerrar de sus ojos, al ver con claridad sintió una desesperación, aquel lugar donde se encontraba tenía un silencio que llenaba la habitación pero con la constante caída del líquido que ahora corría por sus venas, la situación en que se encontraba detenía por completo sus pensamientos. Una linda joven de tez blanca con cabellera castaña, que para colmo su uniforme era completamente color blanco, sin duda alguna detestaba aquel color tan vacío, aquella entraba a la habitación con una bandeja en sus manos, no distinguía con claridad los medicamentos solo uno que otro frasco y cajas rectangulares de diferentes tamaños, la forma en como la miraba era de un chico que estaba consciente de sus acciones pero no mostraba ningún tipo de retracto.

- Min ¿Cómo te sientes? – la joven enfermera le dirigía una sonrisa al chico pero no respondía, sus pensamientos no tenían ningún orden, entrando en razón después de todo aquello que ocurrió, sus acciones, pensamientos lo habían traído aquí.

El chico mantenía fija la mirada en las vendas que dejaban por debajo aquellas heridas que sin ningún escrúpulo hizo en sus muñecas sobre su piel suave, el remordimiento volvía a él, se sentía inútil, algo tan "fácil" como terminar con su vida fue un fracaso, por otro lado pensó en sus papás y todo el discurso que le darían por sus acciones aunque todas las palabras que le dieran entrarían sin ningún impacto, sabría que sería una pérdida de tiempo.

Con el ruido de las manecillas anunciando a paso lento el transcurso de los segundos haciendo eco en el gran cuarto vacío, sin darse cuenta en que realidad no paso mucho tiempo, la puerta de aquella habitación comenzó a abrirse, los primeros pasos eran tranquilos en cambio los que seguían eran más marcados, sintió una sensación eléctrica en su cuerpo, sabía lo que se aproximaba y no terminaría bien.

 —Hola Yoongi—Escucho de la dulce voz de su madre. —¿Cómo te sientes?

Quedo perplejo ante las pocas pero muy impresionantes palabras de su madre, el solo había pensado en todas las cuestiones que le harían, empezando en un por qué, su madre con una dulce mirada dio unos pasos hasta llegar a la pequeña cama, recostándose a lado de su hijo.

—Bien, aún estoy algo cansado pero descuida—Con una voz algo quebrada y un nudo en la garganta salieron aquellas palabras. —Solo quiero estar en mi habitación sin ninguna molestia de otros —La mirada de su madre quedo cabizbaja cambiando totalmente el semblante de su  expresión preocupando a Yoongi que no dudo en hablar –—Madre, no me quedare más tiempo aquí ¿cierto?— no había respuesta alguna solo una mujer con dos tonos de piel más bajos de lo regular.

Hubo un pequeño silencio, su madre intercambio miradas con su padre, ambos reflejaban una expresión vacía ante al rubio.

—Mamá, ¿Por qué no respondes?

[DEMENCIA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora