REPRISE

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          Todo está distorsionado. Mal.

          Al principio, es solo un par de ojos. Insondables pozos negros, y está cayendo en ellos, cayendo hacia delante, y con dicha. Quiere ser consumido, porque quizás entonces lo encontrará, lo que sea que esté buscando. Ya no lo recuerda. Cae y cae, y no hay nada, hasta que hay algo. Un hombre encorvado sobre el suelo, con la cara oculta a la vista. Una cabeza se gira lentamente hacia él y la luz ilumina gradualmente un rostro que está tan ensangrentado y mutilado que apenas resulta identificable como una cara. Y aun así, Jimin lo sabe, conoce esos ojos, ojos desesperados que pierden rojo mientras lloran a gritos por él. Jimin retrocede bruscamente cuando un terrible y desgarrado chillido llena el aire, cubriéndose los oídos mientras un sollozo escapa de su propia garganta.

          Se despierta con el amanecer derramándose sobre él a través de su ventana. La habitación está en silencio exceptuando su propia respiración errática, pero el grito del fantasma aun resuena en sus oídos.

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          Es un sentimiento que experimenta a veces, cuando su mente está demasiado tranquila. Es algo así como pérdida, ansiedad, emoción, desesperación, dicha, todo, todo a la vez. Algo así como nostalgia. O inquietud. Agitación. Quizás ambas cosas. Pero no tiene que darle nombre al sentimiento para saber que duele.

          Lo está sintiendo ahora mismo, como nunca antes lo había hecho. Si no hubiera sido por la incesante insistencia de Hoseok, ni siquiera habría salido de casa hoy, pero aquí está, y desea que así no fuera.

          Las abarrotadas calles vibran con energía mientras la gente y los colores de la ciudad se arremolinan a su alrededor. La noche cae, pero el calor continúa siendo abrasador, asfixiante. La mayoría de las personas parecen disfrutar de la animada atmósfera, extrayendo una especie de energía de ésta, pero para Jimin, los sonidos y los aromas, los ruidos de todo, son demasiado. Cuanto más caminan, más implacablemente le atosiga su premonitoria sensación, una vaga aprehensión que envuelve sus inestables nervios.

     –Vamos a pillarnos un granizado –sugiere Jeongguk desde algún punto a sus espaldas. Jimin sacude la cabeza ligeramente. La mera idea le hace sentir enfermo. La idea de la comida le hace sentir enfermo.

     –Primero vamos a ir a tomar una buena cena –insiste Jin mientras lidera al grupo por la calle. –Jimin quiere bistec, así que va tener bistec. Ha sido su ascenso, no el tuyo.

     –Pero hyung, hace tanto calor. Y mira, incluso hay un vendedor ahí mismo.

     –Vamos a ir a este maldito restaurante, y vais a pasar una noche encantadora –dice Jin con firmeza y una mirada severa por encima del hombro. Namjoon y Yoongi intentan sofocar sus risas tras él. –¿Verdad, Jimin?

          Jimin mira hacia él, ligeramente aturdido. Tan solo había sugerido el sitio para quitarse a Jin de encima. –Sí –coincide apuradamente.

          Mientras continúan andando hacia su objetivo, el olor a comida callejera barata comienza a abarcar una mayor cantidad de aire, y un puesto de tentempiés surge ante sus ojos. El letrero es de un amarillo chillón, agrietado por la edad. La imagen hace que el mundo de Jimin comience a dar vueltas. Los sonidos se distorsionan en sus oídos, y los objetos borrosos y deformados, han hecho de todo una sombra retorcida de su verdadera forma. Inhala una profunda respiración estabilizadora mientras trata de corregir su pervertido alrededor, mientras intenta centrarse en el simple movimiento de sus pies a medida que le impulsan hacia delante. Parpadea con pesadez, pero todo sigue mal.