"Manual de lo prohibido" [Kim Taehyung y tu]

Capitulo 15

*Capítulo anterior*

–¿Hola?– musité, esperando a que alguien en el oscuro lugar me respondiera.

–¡Tonta máquina!– gruñó una voz fina y delicada que salió de detrás de los almacenes. Una voz de mujer.

Me quedé pasmada, y mis pies se quedaron congelados en el mismo lugar en donde se habían parado.

–¿Hola?–volví a repetir, ahora un poco temerosa.

🐼🐨🐼

Una bella chica se asomó de detrás de aquellos grandes almacenes y me miró con sus grandes ojos.

Su piel pálida, por su joven rostro y el color caramelo de sus ojos artísticamente coloreados resplandeció con la luz del exterior. Su cabello, alisado y con un color castaño platinado, estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre sus hombros. Me sonrió, con sus labios rosados coloreados con brillo

–Hola– me dijo, amable.

–Uhm... hola–

–¿Hablas español verdad?– preguntó.

Asentí con la cabeza sólo una vez.

–Genial, entonces, ¿en qué puedo ayudarte?– me regaló una sonrisa bastante extensa, llena de amabilidad en donde pude distinguir los frenillos en sus dientes; y a pesar de eso, era bastante fina y delicada.

–Bueno yo...– tartamudeé –quería... quiero– corregí –revelar algunas fotos– dije.

–Oh...claro, sólo, ¿podrías esperarme un poquito? Tengo problemas allá atrás con esa tonta máquina de fotocopiado–hizo un puchero

–Claro– reí.

Se perdió de mi vista en aquella densa oscuridad detrás de los almacenes de los que antes había salido pero aun podía escuchar con claridad sus refunfuños hacía la máquina.

–Eres americana, ¿verdad?–

–Emm... sí– intenté adivinar el lugar exacto del que provenía su voz, elevando mi cabeza sólo un poco para poder ver algo –¿También tu?–

–No, pero me encanta el continente. ¿De dónde vienes?–

– De (tu país)–

–¿En serio?– saltó de pronto del lado contrario al que se había metido y me hizo pegar un brinco.

–Si–

–¡Qué emoción! Siempre he querido ir a (tu país), pero aun me falta mucho por vivir aquí así que– se encogió de hombros –Me llamo Estefanía, nombre americano, ya lo sé– parloteó poniendo los ojos en blanco– pero a mis padres también les gusta todo lo relacionado con América– me extendió la mano –por cierto, dime Fanny, es que Estefanía... bueno, como que no me queda– explicó.

–Un gusto enorme, Fanny. Soy ______–

–¡Qué bonito nombre, ______! Me encanta– dijo e hizo que me riera, halagada.

–Gracias, Fanny–

Aquella linda chica hizo que el tiempo que esperaba para que mis fotografías fuesen reveladas, se me pasara en un santiamén; platicaba conmigo y me hacía sentir como si me conociera desde hace años, además de que el entusiasmo que aplicaba en cada palabra me hacía sentir cómoda y familiarizada, Janeth era casi igual.

–¿Quién es el chico lindo de las fotografías?– me preguntó, mientras sacaba tales papeles del ácido cianhídrico y los colgaba en el lazo con cuidado –¿Un modelo?–