Alexei
—¿Seguro que es aquí? —pregunto entrecerrando los ojos ante el pequeño negocio que parece pedir a gritos una remodelación.
—Quizá es mejor si entro solo—Estoy negando con la cabeza antes de que él terminé de hablar—. Serán cinco minutos, Alex.
El hecho de que no me llame Alexandra es todo lo que necesito para saber que serán más de cinco minutos.
—Voy contigo.
Miguel suelta una ruidosa maldición y abre la puerta para darme entrada.
—Dile a Evan que traté de evitar que entrarás conmigo.
Se me rompe el corazón de solo pensar en la enorme posibilidad de que él no quiera que yo esté aquí, pero no me sorprende en lo absoluto. Ha estado ignorando mis mensajes en los últimos tres días y no ha aparecido en Eureka ni en los turnos de noche en los que me quedé esperando verlo. Recibí tres tipos de excusas diferentes para su ausencia y no tardé en entender que lo que en realidad sucedió fui yo. Me estaba evitando.
Traté en vano de no tomármelo personal y como era de esperarse, fracasé. Incluso intenté no meter a nadie en lo que sé era un problema de dos. Le aseguré a Acacia que lo de Revolución ya estaba resuelto, le pedí que no hablará con los demás y le sonreí a Miguel hasta que no pude más con la angustia y le pedí que por favor me dijera dónde demonios estaba mi novio.
—Cualquier cosa que haya hecho pueden solucionarlo—dijo para después sorprenderse cuando le conté que, en realidad, fui yo quien hizo algo.
Estuve un tiempo dándole vueltas. La idea de haber sido utilizada y desechada tras nuestra primera vez me mataba la cabeza, pero el recuerdo de Martín y la cara de dolor de Evan cuando partió de Revolución era lo que tenía mi corazón sufriendo.
Ahora es de noche, estamos en la gran zona comercial en un sitio llamado El Bar de Zoe, que se presenta ante nosotros con ruido, olor a alcohol y una pelirroja despampanante que se queda estática en cuanto me divisa en la entrada junto a Miguel.
¿Qué hiciste, Evan?
Es ella quien camina hacía nosotros con paso decidido.
—Por aquí—No espera una respuesta ni se preocupa por darnos la bienvenida, comienza a caminar con nosotros siguiéndole el paso. Cuando lo diviso entre la multitud debo contenerme para no correr en su encuentro.
Está tumbado sobre una silla con los brazos cayendo a sus costados, los ojos cerrados, la misma ropa que llevaba la última vez que lo vi y una cantidad exagerada de botellas frente a él. Miguel es el primero en acercarse e intentar levantarlo.
—Quiero quedarme—Aún a metros de distancia puedo ver lo mal que está—. Dile que quiero quedarme, Cassie.
La mencionada y yo nos miramos casi al tiempo e ignoro la mueca que me dedica.
—¿Cuánto lleva aquí? —pregunto
—Dos noches. Dijo que solo sería una cerveza y después de la octava me hizo prometer no llamar a nadie—Miro con desdén la cantidad de botellas sobre la mesa—. Ordene que no le sirvieran más, pero chantajeo a un par de meseros.
Suena como algo que haría.
—Nunca nos han presentado como se debe, yo soy Cassandra.
Él la llamó Cassie.
—Yo soy Alexei—Lo pienso mejor después de un momento. Jamás quiero ser como Martín—, puedes llamarme Alex.
—He escuchado mucho de ti. Sobre todo, en estas noches
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Besos a tu olvido
Fiksi RemajaAlexei no recuerda cuando fue la última vez que ganó algo por si misma. Por eso, motivada por las injusticias de la vida, acepta el reto de trabajar para una emisora que no está dispuesta a reconocer su valor. Evan tiene presente lo mucho que debe...