El aroma a limpio siempre le había parecido reconfortante. Le gustaba aspirar fuertemente el olor de la almohada, recordando el hábito que tenía desde que era niña, en que cada fin de semana sin falta, toda la ropa, toallas y sábanas eran enviadas a la tintorería por su madre, para que estuvieran listas el sábado por la tarde.
Extrañaba a Sinu. No pensaba en ella como la mujer que la rechazó en los momentos que más le hizo falta, o como quien que fue capaz de ocultarle algo tan desastroso como la muerte de la primera chica a la que había amado. No pensaba en ella como la persona que más la había herido, a pesar de que le dio la vida. Prefería recordarla como la mujer de mirada dulce que la consolaba cuando se caía jugando en el jardín, o le compraba un dulce si comía sus verduras sin protestar.
Entonces sí que la extrañaba, preguntándose cómo hubiera sido su relación con ella si hubiese ocultado que le gustaban las chicas, si no se hubiera enamorado de Ariana, o si simplemente su mamá la amara de tal forma que pudiera aceptarla aun cuando no entendiera que en algún momento ella amó a otra mujer.
Habían pasado dos semanas desde que coincidió con Lauren en la casa de Allyson. A pesar de que nuevamente había esperado algún tipo de contacto con la de ojos verdes, este no llegó. Ya estaba resignada a que la amistad que tenían quizás nunca se iba a recuperar, pero hubiera estado mintiendo si asegurara que no deseaba saber de ella al menos de vez en cuando. No tenía un interés romántico, como años antes; sabía que a veces, cuando las cosas no se dan de manera exitosa es mejor no tratar de forzarlas. A veces.
Se levantó a prisa de la cama, recordando el montón de actividades para ese día. Eran las 08:00 de la mañana cuando el despertador sonó, un par de minutos después, ella ya se encontraba enfundada en su cómoda pijama de seda, lista para comenzar.
Se dirigió hacia la cómoda en donde dejaba su móvil durante la noche para aprovechar el contacto eléctrico que llenaría la batería del mismo. Tras desprogramar la alarma, revisó un par de mensajes de WhatsApp que la hicieron sonreír y luego de responderlos, caminó hasta la entrada de su habitación.
Iba a entrar a la habitación de Karla cuando notó que ella salía, con su uniforme del equipo de fútbol puesto y una sonrisa en el rostro. Corrió hacia ella y la besó, sintiendo la correspondencia de la niña, quien ensanchó aun más su gesto de felicidad.
- Buenos días, ma...- saludó, para luego soltarla.
- Buenos días... ¿Lista?...
- Sí... Desperté desde las 06:00... Estoy nerviosa.
- No te preocupes, Karla. Todo va a salir bien. Tu equipo va a ganar y tú vas a anotar por lo menos dos goles. – aseguró, como si tuviera la certeza de aquello. La niña asintió.- Por favor baja y pídele a Kate que prepare lo que se te antoje de desayunar para todos. ¿Has sabido algo del abuelo?...
- Sí, mamá. Anoche me envió un mensaje que ya estaba en el hotel, y que Tokio es más caótico de lo que parece en los animes que me gustan...- dijo sonriendo, mientras alzaba los hombros en un gesto que le hacía parecer la réplica casi exacta de Camila, a excepción de su cabello rubio y piel clara.
- Perfecto. Bueno, ve a hacer lo que te dije, iré a despertar a Alejandro y a Michelle. – indicó. Karla obedeció, bajando a prisa y luego fue alcanzada por su mamá y sus hermanos, quienes parecían estar más dormidos que despiertos, funcionando de forma casi automática.
Tras desayunar, Karla fue a su habitación a descansar para que no le fuera contraproducente el ejercicio, mientras Camila se encargaba de que Alejandro hiciera su aseo en su propio cuarto de baño, y ella y Michelle estuvieran listas en el de la latina. Acordaron que en cuanto todos estuvieran listos, se encontrarían en la entrada de la casa, para salir rumbo a la cancha en que Karla disputaría un partido importante para el equipo de fútbol en el que jugaba.
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Destino (Segunda Parte "Sin Barreras")
FanfictionHay que creer en la fuerza del destino.