Capítulo 1.

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Transilvania, 1796.

La manada era lo más importante, incluso desde tiempos inmemorables.

Esa era una de las grandes características de este tipo de seres, no había traición, todo era fidelidad, todos eran hermanos y era demasiado difícil romper lazos, era una conexión de sangre.

Los de poder mayor sobre toda la población eran los épsilon, la raza más fuerte y superior ante todos, estos se ejercían simplemente por la cruza entre dos alfas pura sangre, algo difícil de encontrar.

De la misma forma podrían darse a través de la evolución, un épsilon se creaba a partir de su fuerza, de su lobo interno, su nivel de supervivencia, los años de experiencia de vida que iba acumulando, e incluso, aunque poco común, el simple instinto de protección hacia su pareja designada, lograba transformar a algunos alfas, en épsilon, algo complicado de manejar, pero posible de entender.

Eran poco comunes, sin embargo, al paso de los años, los alfa lograban evolucionar por su supervivencia hasta llegar a ese punto, no eran tampoco una especie en peligro de extinción o algo similar, era una simple raza más, incluso dentro de la población de "los plebeyos" también se podrían encontrar.

Después seguían los alfa, los únicos que podían meter a gente externa dentro de su círculo social, ejemplo, si se querían mezclar o emparejar con la población de los "plebeyos" o simplemente meterlos por medio de trámites para servir a su épsilon, para forjar lazos, aumentar números, crecer o ser una manada más fuerte, eran los únicos que podían hacerlo.

Los betas eran los encargados de tareas de segunda mano, se encargaban de apoyar a los alfas, a veces también metían sus manos en las tareas sucias, sin embargo, no tanto para terminar sin cabeza al final del día.

Por siguiente, los omegas, estos últimos eran los menos asignados con tareas difíciles, la mayoría solo servían para pocas cosas, una, dar crías, dos, apoyar o servir, ser sumisos y pilar de sus alfas o en algunos casos extraños, de sus betas.

El resto a quien llamaban "plebeyos" eran quienes no pertenecían a la manada, de hecho, a ninguna, pocas personas sabían que estaban siendo técnicamente gobernados secretamente, desde épsilons ignorantes hasta omegas, a todos ellos les reinaban.

Los Styles eran los que gobernaban esas tierras, eran nativos de ese lugar desde milenios de años, sí, milenios. El épsilon, Des Styles, se encargaba de sobre manera sobre los asuntos internos y externos de lo que ocurría en lo que se hacía llamar una "Mafía", nada menos que Gorenim.

A estas alturas todos los pertenecientes a su clan tenían un poder superficial en la tierra, lograban obtener cualquier trabajo, puesto, lugar de importancia sin la relevancia de ser alfa, beta u omega, simplemente predominabas con el sello de los nudillos.

Éste consistía en una quemadura letal, casi de tercer grado, con una varilla de plata, dolorosa, especialmente diseñada para ser creadora de una herida difícil de cicatrizar, abarcaba desde el nudillo hasta la mitad del dedo la cual finalizaba con un poco de tinta inyectada en la piel como si fuera un tatuaje, algo doloroso, pero imposible de borrar y eliminar de la piel.

Al cumplir los dieciocho, cada miembro de Gorenim debía ser marcado respecto a su importancia social, Alfa, Beta, Omega, recurrían a los curadores, los cuales eran los únicos poseedores y capacitados de hacer la marca, el sello siempre iba en el dedo índice y era el único que obtenían en toda su estancia, a unas excepciones.

Los de gran poder como Desmond, o su descendiente, Harry, tenían sellos diferentes, Des, tenía tres, el primero por ser alfa, era el único en común que podía tener en comparación a su clan, el segundo, por ser descendiente de su padre fallecido para obtener el poder de Gorenim el cual estaba en el dedo medio, y el tercero, simplemente se le otorgó al tener el poder absoluto y estaba en el dedo anular.

Épsilon. | ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora