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Entre y le pregunte a un hombre que me parecía el menos intimidante.

-Deberías hablar con el jefe, esta al fondo junto a la pelirroja.-Camine hasta donde me indico y le toque el hombro.

-Lárgate niño.-Dijo sin voltearse. 

-Tengo una entrega.-Dije tragando fuerte.

-Disculpa, primor.- Me llevo a un rincón del pequeño lugar. Se veía serio. 

-¿Quién te envió?

-Nadie, una amiga desapareció y al parecer tenia una entrega para ti.-Le pase el dinero.-¿Sabes donde podría estar?.-Saque una pequeña foto la cual siempre llevaba conmigo y se la tendí.

-Lo siento, niño, no tengo ni idea.-Me entrego la foto y se fue.

Y así perdí mi estúpido tiempo. 


Miradas congeladas #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora