Capítulo 1

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Ya había pasado casi un mes desde que habían ido a aquel parque y a Jimin le había encantado la voz de aquel cantante callejero. Ese día, a pesar de que había salido de un humor de perros de la casa, volvió con un sonrisa en el rostro, como si de repente ser ciego no fuera tan malo para él; incluso le rogó a Jin salir el día siguiente a caminar al parque, totalmente entusiasmado; emoción que hacía mucho no se veía en el chico.

Así que volvieron el día siguiente, y el día siguiente a ese y así sucesivamente.

Lo extraño era que siempre que Jimin escuchaba la voz de aquel chico, tal parecía que era como si lo escuchara por primera vez, porque, aunque su reacción no fuera llorar de alegría y conmoción como al principio, lo cierto es que no podía evitar sonreír y elogiar su voz; claro, sin decírselo directamente al chico, porque si había algo que había perdido Jimin junto con su vista, era su seguridad para casi cualquier cosa.

En efecto, parecía que el chico se había enamorado del cantante, pues hablaba de él como si fuera alguien increíble, aunque lo cierto es que ni siquiera lo conocía. Jin lo pensó muchas veces, pero nunca se lo mencionó para no alterarlo de ninguna manera, sino que dejó que las cosas fluyeran, a pesar de las extrañas conductas de Jimin después de eso.

Por ejemplo, un día por la mañana, cuando Jin estaba a punto de despertarlo para comenzar con un nuevo día, Jimin estaba moviéndose inquieto sobre la cama, durmiendo, casi como si tuviera una pesadilla. El mayor, un poco preocupado, se sentó a su lado y lo sacudió suavemente, mientras le murmuraba dulcemente que todo estaba bien; sin embargo, no contó con la reacción de enojo del otro al despertar.

—¿Qué hiciste? —le gritó Jimin, con el ceño fruncido y el rostro en su dirección.

—Tranquilo, sólo estabas teniendo una pesadilla —intentó calmarlo Jin, tomando su mano, que el chico retiró con rapidez, notablemente molesto.

—No, no lo entiendes —le dijo, mientras ponía sus manos sobre sus ojos, cubriendo casi toda su cara —. Estaba a punto de verlo, Jin —murmuró —. Él estaba en mi sueño, se encontraba ahí, y casi veo su rostro —expuso, destapando su cara, y Jin pudo ver aquellos ojos ciegos empañados de lágrimas de desesperación.

—Lo lamento, no tenía idea —le dijo, atrayéndolo hacia él para abrazarlo, y aunque creyó que el otro seguiría gritándole por lo anterior, no lo hizo, sino que simplemente se dejó hacer, mientras intentaba tranquilizarse —. Tranquilo, estoy seguro de que no será la única vez que soñarás con él.

—Espero que no —susurró, una vez que pudo calmarse.

Jin le sonrió, a pesar de que el otro no podía verlo, y lo ayudó a levantarse para cambiarlo, y hacer lo mismo de todos los días.

Por lo pronto, aquello sólo se había presentado una vez, pero Jin estaba seguro de que podría suceder en cualquier momento, y deseó estar preparado para cuando eso ocurriera en el futuro. En verdad lo frustraba no poder entender por completo lo que sucedía dentro de la cabeza de Jimin, y aunque las terapias con el psicólogo ayudaban, lo cierto es que parecía que siempre habría algo nuevo que lo sorprendería del chico, a pesar de que llevaran casi toda su vida juntos. Pero como dicen, jamás terminas de conocer por completo a una persona, y eso era bastante fascinante cuando se trataba de alguien tan increíble como Jimin.

Entonces estaban en el parque de nuevo, mientras el chico de la guitarra cantaba una melodía tranquila, y las personas pasaban a su alrededor, ya que muchos se habían acostumbrado a él, pero aun así le daban algunas monedas, que él aceptaba gustoso con una agradable sonrisa. Era un día soleado, así que la mayoría se encontraba debajo de una sombra, huyendo de los rayos del sol, incluyendo al cantante, quien interpretaba su melodía debajo de un árbol, aunque esta vez estaba sentado, casi relajado, sin dejar de tocar su guitarra y cantar.

Jimin y Jin estaban en una banca cercana de donde estaba el chico, simplemente disfrutando del día, de la música, de la vida.

—¿Hoy que ropa lleva? —le preguntó Jimin al mayor, casi tímidamente.

—Unos jeans rotos y una camiseta blanca —le contestó él, sin siquiera verlo. Lo cierto es que Jimin siempre le hacía la misma pregunta todos los días, así que era lo primero en lo que se fijaba al llegar al parque cuando lo veía.

—Parece que las camisetas blancas le gustan mucho —comentó el chico.

—Le quedan bien —murmuró Jin sin tomarle mucha importancia.

—Estoy seguro de que sí —dijo.

Se quedaron callados algunos minutos más, hasta que el menor volvió a hablar.

—¿Él en serio es guapo, Jin? —le cuestionó.

—Ya te he dicho que sí —contestó suavemente, mientras acariciaba levemente su cabello—. ¿No confías en mí?

—Tan sólo... tan sólo siento que no quieres que me decepcione —le dijo, en un tono bajo de voz, mientras agachaba la cabeza, como si estuviera mirando al suelo —. A mí no me importaría si es guapo o no, ¿sabes? No puedo verlo de todas formas, pero puedo escucharle y creo que eso es suficiente para mí —le sonrió.

—Él es guapo —afirmó —. Creo que en ese sentido su voz va acorde con su aspecto.

—Entonces debe ser bellísimo —murmuró.

Jin no pudo evitar sonreír ante sus palabras, ya que era bueno verlo así todo el tiempo. Ya extrañaba al Jimin tierno que se emocionaba por cualquier cosa; sin embargo, en ese momento se le ocurrió una manera de hacerlo más feliz todavía.

—¿Quieres conocerlo? —le preguntó de repente.

—¿A quién? —cuestionó el menor, dudoso.

—Al chico que te gusta —le dijo, lo que hizo enrojecer un poco a Jimin.

—¡No me gusta! —exclamó, olvidándose de la gente que había a su alrededor, incluso del cantante, quien también dirigió su mirada hacia ellos, pero la apartó de inmediato, cuando su mirada chocó con la de Jin.

—Tranquilo —le dijo el otro, riendo por su reacción, mientras lo abrazaba cariñosamente por los hombros —. Bien, no te gusta, ¿pero no crees que sería bueno que le hablaras? —le cuestionó.

—No, no podría —negó, rápidamente.

—¿Por qué no? Quizás hasta puedan ser amigos.

—No —contestó, y luego bajó la cabeza —. ¿Quién querría ser amigo de un ciego? —murmuró —. Debe ser difícil estar con alguien que no puede verte; no quiero que él sienta pena de alguien como yo, y con escucharlo es suficiente —concluyó.

—No digas esas cosas —le dijo.

—En un mundo donde las apariencias son importantes no pueden encajar las personas como yo —manifestó el chico.

—Pero tú también eres lindo —aseguró tiernamente —, y estoy seguro de que cualquiera concordaría conmigo.

—No lo sé —murmuró el chico —, no puedo verme y saber si eso es cierto. Además, casi he olvidado cómo me veo —susurró, con una soledad que le dolió a Jin.

Se quedaron en silencio por un momento, mientras escuchaban el sonido de la guitarra del muchacho y el acompañamiento de su voz.

—A veces me siento triste de no poder verlo —habló Jimin de repente, interrumpiendo el silencio entre ambos —, pero me pone feliz el poder escucharlo —sonrió.

Jin dejó de lado la idea de hablarle al cantante, por lo pronto; quizás Jimin aún no estaba listo para hacer alguna amistad, pero se aseguraría de prepararlo poco a poco, para que cuando ese momento llegara se sintiera seguro de sí mismo, como debía ser. 

Falling In Your Voice [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora