-Chicos tenemos que deciros algo-dijo Emilia-.
-¿Que pasa mama?-pregunto Paz-.
-Hemos pensado estas vacaciones ir unas semanas a casa de la abuela, de mi madre.
-Ah, Bueno entonces me parece que no pinto nada aquí, pasenlo bi...-dije pero papá me interrumpió-.
-Oh claro que tienes Lali, porque tú también vendrás.
-Pero yo no pinto nada.
-Claro que sí, a parte, te lo pasaras genial-rio Peter-.
-¿Dónde vive?
-En el campo-dijo Hoppie-tiene un rancho donde tiene animales y demás.
-Oh papá, sabes que yo nunca fui de campo-dije-.
-Lo sé, pero Lali tienes que hacerlo.
-Pero...
-Pero nada, iras.
-Venga barbie será divertido. La barbie en el campo-rio Peter y yo le pegue un codazo-.
-Papa... vayan ustedes, es su abuela, no la mía.
-Lali tienes que acostumbrarte a la familia de Emilia, en navidad la pasamos con tu abuela y toda nuestra familia.
-No voy a ir, lo siento Emilia, pero en serio. Yo siempre fui de ciudad, eso del campo no es algo que vaya conmigo.
-Claro, ahí no te puedes poner tacones-rio Peter-.
-¿Quieres dejar de meterte Lanzani?-le dije-.
-Bueno nico, si Lali no quiere...-dijo Dianaa-.
-Hacemos un trato, tu vienes con nosotros y después te dejo un mes donde tú quieras y te pago todo.
-¿Dónde quiera?
-Donde quieras, como si vas a la India.
Donde quiera? Oh si, esa idea me gusto.
-Bueno vale...
-Bien-gritaron las dos niñas abrazándome-veras que es genial-dijo Paz-.
-Sí… yuppi-dije fingiendo ilusión-.
-Barbie, creo que la pasaremos muy bien.
-Peter, dile a tu hijo que más le vale que no me haga nada.
-Peter...-dijo Emilia-.
-Pero si no hice nada...-dijo el-aun-rio-.
-¿Cuándo nos vamos?-pregunte-.
-Mañana por la mañana.
Subí a mi habitación. Empecé a empacar cosas, aunque no sabía muy bien que llevar, yo en un campo... no es que fuera mi lugar favorito, para nada.
Poco después vi a Peter apoyado en la puerta de mi habitación riendo.
-Barbie, será un verano interesante.
-Ya no podrás ver a Paula, que pena.
-Ni tu a Dalmau.
-Cierto, mi Gas, le tengo que avisar.
-¿Avisarle que estará unas semanas sin sexo?
Me quede boquiabierta, nadie sabía eso. Mis mejillas se volvieron como tomates y me quede sin habla.