Capítulo 5

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UY UY UY, QUE SORPRESA, HAY CAPÍTULO HOY, LAS AMO MIS NIÑAS, SÉ QUE HA SIDO SUPER AMBIGUO ESTE LIBRO, PERO CUANDO TENGO TIEMPO ESTOY CON USTEDES. HE LEÍDO SUS COMENTARIOS, ME ENCANTA QUE AMBER CAUSE TANTA CONTROVERSIA, ALGUNOS A AMAN, OTRAS LA ODIAN, PERO BUENO... OTRO CAPÍTULO...

Con el paso de los días, Gregory se fue dando cuenta de lo extraña que era la señorita McBloot, no solo por las noches, en las cuales había descubierto que inclusive hablaba, sino que también en el día ella hablaba con la nada. Ya varias veces le había llegado la queja de la servidumbre, quienes, asustados, suplicaban que llevara a la muchacha a misa y que el padre la confesara. Siempre que Gregory preguntaba la razón, los empleados se retractaban de lo que habían dicho y simplemente se escapaban del lugar en medio de un montón de disculpas.

Pero ese día, en el que decidió salir antes del despacho e internarse en su parte favorita del castillo, él mismo se propuso hacer la petición que tantas veces le habían sugerido, y es que era bastante aterrador escuchar a alguien entablar una "conversación" con la nada.

—Disculpe señorita McBloot...

La mujer lanzó un grito desesperado y brincó hasta la silla más próxima, hubiese reído de no ser por el extraño suceso que había presenciado anteriormente.

—¡Es usted un loco! —exclamó ella mientras bajaba de la silla—, no se le habla así a alguien que esta...

—¿Hablando solo? —terminó Gregory.

La mujer entrecerró los ojos y suspiró.

—A alguien que está ocupado.

—¿Qué hacía señorita McBloot? Por lo que sé, no es la primera vez que alguien la asusta cuando usted ha estado ocupada.

—No crea que no noto el sarcasmo en sus palabras —lo apuntó con el dedo índice y un ojo entrecerrado—, la cosa es, que ustedes no lo comprenderían.

—Le aseguro que no, nadie comprende cuando una persona habla sola.

—No estoy sola.

Gregory recorrió la habitación con la mirada. Vacía. Regresó los ojos hacia ella y dirigió un semblante sarcástico que le sacó otro suspiró a la mujer.

—Ya le dije, yo veo espíritus.

—Y por lo que veo se comunica con ellos —bromeó.

—Así es —dijo segura, cruzándose de brazos.

Gregory no tenía tiempo ni ganas de pelear con la señorita locuras en ese momento. Bastante tenía con las noches a su lado para también tenerla que aguantar por los días.

—Como usted diga —le dijo con cansancio—, me retiro.

—¡Espere! —gritó la mujer cuando lo vio alejarse.

—¿Sí, dígame?

—¿Qué hace por estos rumbos? —se acercó con una mirada inquisidora—, esta es su hora de estar en el despacho.

—Veo que me tiene medido señorita, no sé si agradecerlo...

—No lo haga —interrumpió.

—Pero mi presencia en alguna parte de mi casa no tiene importancia alguna, en cambio la suya sí, ¿Qué hace en esta recamara?

—¿Sabía usted que tiene una parte secreta?

—Lo sabía, es mi casa, ¿Cómo lo sabe usted?

—Me lo dijeron.

Gregory sonrió con socarronería y dijo:

—Los fantasmas.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2018 ⏰

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Una propuesta inesperada (Saga Bermont 8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora