Un suspiro.... Un suspiro era capaz de empañar el cristal de aquel metro que se sacudía mientras recorría el mismo camino rutinario. Mis ojos vidriosos se iluminaban, talvez por el reflejo glacial de la nieve acumulándose en el paisaje o porque mis reflejos bajaban cada vez que lo contemplaba.
El frio de la cuidad había llegado de vuelta, marcando una nueva estación y mis viejos guantes de lana habían vuelto a mis manos. Llevaba un suéter grande que cubría casi todo mi cuerpo, color olivo brillante de franela con varios botones. Una bufanda rojiza colgaba de mi cuello, haciéndome mantener un poco el calor ante el clima invernal. Sumando mis grandes tenis rojos que desalineaban cualquier conjunto y mi desordenado cabello hacían una imagen lejana a la moda. Aun así, ahí estaba yo, vistiendo mi mejor abrigo, que escogí especialmente esa mañana, tal como lo hacía a diario.
Sosteniendo fuerte la barra de pasajeros trataba de mantener el equilibrio ante el zigzagueante movimiento del vagón, había rechazado el único asiento con la excusa de dárselo a una pequeña niña, pero en realidad deseaba acercarme a aquella ventana, donde reposabas tu observando insistentemente las colinas que se dibujaban atrás del congelado cristal.
Te observaba de reojo, tratando de no hacerme notar mucho, aunque mi corazón se dividía entre seguir así o llamarte la atención de alguna forma, pero por mi tímida personalidad era algo imposible, no tenía la seguridad de hablarte, no siendo así. Si tuviera un cabello un poco más ordenado o mis pecas no saltaran por todo mi rostro, o si usara prendas de marca y zapatillas elegantes, talvez y solo talvez tendría el valor de preguntarte quien eres.
En cambio, tu, con tu cabello rebelde, que se esconde debajo de un sencillo gorro negro, del color de las primeras flores de primavera, un dorado no tan brillante, pero tampoco opaco, simplemente armonioso. Tu perfilado y pálido rostro escondido en las solapas de tu gabardina del mismo color, tus holgados pantalones que terminan en unas rebeldes botas de cuero. Toda esa combinación logra dilatar mis pupilas con tan solo respirar, una hermosa ilusión con la que me tope un día de primavera, aquel día en que se fragmento mi tranquilo y aburrido mundo, y me hizo terminar en esta situación día con día.
La escarcha se seguía acumulando en las afueras de la cuidad y contrastaban con el carmín de mis mejillas al mirarte. Cada día desde aquella aburrida mañana que tome el tren como cualquier otro insulso día, pero ese día fue diferente, tome el tren una estación adelante. Los vagones iban llenos y la cantidad de gente desbordaba. Tome mi tiquete y entre en el último vagón. Sin más asientos disponibles opte por colocarme cerca de la última ventana. Llevaba conmigo un diario donde solía escribir poemas sin sentido, y llevaba conmigo mis poemas famosos favoritos, como los poemas del poeta posromántico Gustavo Adolfo Bécquer.
La gente me incomodaba un poco pero aun así sacaba mi diario y aprovechaba el camino para garabatear algunas palabras, pero talvez el destino o la suerte, o mi gusto por los versos crearon el momento ideal. Una espontánea corriente de aire entro por esa ventana y saco un pequeño trozo de pergamino que guardaba en el diario, cuando mis ojos alcanzaron a levantarse para tratar de recuperarlo, una mano firme ya lo había detenido y me lo entrego desinteresadamente. –Ten-
Al tomarlo agradecí aliviadamente y lo guardé en una de las páginas del diario. No diste ninguna respuesta, pero esa áspera voz capto mi atención y levante mis ojos para observar un poco de donde provenía. Un alto joven de cabello rubio, con los audífonos en sus oídos robo mi corazón. Su mirada perdida rojiza era diferente a cualquiera que hubiese visto y su aroma también llegaba hasta mí. Mi corazón se aceleró por segunda vez en mi vida y mis mejillas recibieron más sangre sin ninguna razón. Mi primer amor no lo recordaba bien, pero sucedió cuando tenía tan solo 5 años, pero nuestros caminos se separaron por causa de nuestros padres.
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Aquel día.../ Katsudeku
FanfictionUna misma estación, un mismo vagón, dos corazones palpitando por culpa del otro, un cuaderno de poemas que los conecto y aquel en donde quedó grabada su historia. Song-fic basado en la historia real de "Jueves" de La oreja de Van Gogh. Precaución: E...