Es tarde cuando tres golpes suenan en la ventana.
Gresh y yo preparamos todo para marcharnos. Mi padre casi llora por la felicidad y emoción que le provoca mi partida. Y su esposa, bueno, la emoción de Gina fue tal que el bebé casi nace en ese momento. Al menos eso me dijo.
Sacudo la cabeza.
Más que los hechos anteriores, lo que me mantiene distraído es el sueño que tuve sobre Dante, en el sueño había personas que no conocía e interactuaba con ellas, visité la cabaña de las historias de mamá, pero lo que me resultó más perturbador, es que en el sueño yo era Dante.
Yo era mi hermano.
— ¿Abrirás la ventana o debo ir por la puerta?—grita Gresh.
Sonrío un poco y abro rápidamente, ella está parada sobre el borde, y salta hacía la habitación. Da un vistazo alrededor, sé lo que mira: un cuarto vacío.
Esta misma tarde me he deshecho de todas las cosas. He donado las camas, la mayor parte de la ropa y un par de lámparas a los hospitales de guerra. El resto de la ropa o de las cosas que necesitaré, están en la maleta. He retirado los cuadros de la pared y otros recuerdos, los he puesto en el ático. Cuando regrese de mi viaje y decida echar raíces en algún lugar, volveré por ellos. Si es que Gina no los quema
Gresh me da un gesto de aprobación.
— ¿Alguna vez usaras la puerta como las personas normales?— pregunto y me recargo en el marco de la ventana.
Veo como el sol se está ocultando. Hemos decidido marcharnos de noche para darle un tono más dramático al asunto.
— ¿Y qué tiene de genial ser normal?
Pongo los ojos en blanco y me echo la mochila al hombro.
— ¿Estás lista?
— ¡Claro!— exclama y se cuadra de hombros—. Mis cosas están en el jardín.
Camino hacia la puerta, pero Gresh me detiene.
—Tengo algo que mostrarte— dice y me hace girar. Ella se levanta la manga derecha, veo que ahí tiene una especie de gasa.
— ¿Te lastimaste? Aun podemos posponer el viaje...
— ¡No! ¡Me hice un tatuaje!— grita.
— ¿En serio? ¿A ti las leyes te importan lo que mi vida a Gina?
— ¡Bah! Solamente tú haces caso de las leyes. Además, mira esto— dice y retira la gasa.
En su brazo no hay nada más que una marca en rojo, como si un mosquito la hubiese picado. Frunzo el ceño y trato de encontrar algo en su piel, pero no hay nada. Resoplo algo fastidiado y aprieto el tirante de la mochila.
—Creo que te han estafado...
—Está hecho con una tinta especial ¿Crees que me pasearía por todas partes presumiendo un tatuaje? Este será solo un secreto.
—Gresh... se está haciendo tarde, y si consumiste algún alucinógeno antes de venir...
— ¿Quieres dejar de comportarte como un idiota? No he consumido nada. Solo mira— espeta y saca algo del bolsillo de su pantalón.
Es una especie de tubo de color negro, al inicio no sé qué es, pero luego me doy cuenta de que se trata de una lámpara de luz ultravioleta. Ella pasa esta lámpara por su brazo, y aparece la tinta, con un tatuaje. Es algo muy simple, un triángulo y dos círculos dentro del aparte ancha del triángulo, simulando una lechuza con los ojos muy abiertos. Lo reconozco, es el símbolo de las cruzas.
— ¿Qué demonios?— pregunto algo asustado.
—Hay clanes de cruzas más allá de la montaña— explica Gresh mientras se baja la manga—. Y ellos solamente ayudan a quienes portan la marca.
Sonrío y le quito la luz de la mano. La giro un par de veces entre mis dedos.
—Ralamente has pensado en todo ¿No es cierto?
—Alguien tiene que hacerlo— responde y trata de quitarme la luz.
Retrocedo un paso y la sostengo en alto fuera de su alcance. Gresh salta y trata de quitármela.
— ¿Y qué sucederá si se pierde? ¿Eh? ¿Has pensado en eso? ¿Cómo demostraremos a los clanes que eres una cruza?
— ¡Dámela!— chilla y salta de nuevo.
Gresh cae sobre mi pie, suelto la mochila y esta cae al suelo y tropiezo con ella. Caigo con un golpe seco, y la luz ultravioleta rueda encendida unos centímetros lejos de mi mano. Con un quejido me masajeo la espalda y me siento sobre el suelo.
—Espero que estés contenta ahora...— comienzo a decir, pero Gresh no me presta atención.
Ella mira fijamente a la pared, donde la luz apunta. Giro mi cabeza en esa dirección y la respiración se atora en mi garganta. La pared brilla, no toda ella, simplemente la parte en la que la luz apunta, y hay una letra entera y el comienzo de otra. Me pongo de pie de un salto, ignorando el dolor de la espalda.
— ¿Crees que?— pregunta Gresh mirándome.
—Busca algo en que apuntar— digo y mi voz se escucha como debajo del agua. Gresh no se mueve de donde está— ¡Ya!
Ella sacude la cabeza y sale de la habitación. Vuelve unos segundos después con la agenda de Gina y con una pluma. Es la primera vez que agradezco que mi madrastra sea un poco antigua y siga utilizando papel.
Tomo la luz del suelo y comienzo a apuntar en todas las esquinas. Hay un mensaje completo. Gresh va tomando nota, mientras yo sigo paseando la luz por toda la habitación. Al final dejo que la lámpara caiga de mi mano. Mi amiga la toma y la guarda de nuevo en su bolsillo.
— ¿Qué es lo que tienes?— pregunto después de un momento.
Ella comienza a murmurar sobre que no es bueno que tenga esta clase de presión, que mi salud podría ponerse mal en cualquier momento, pero no le presto atención.
Le quito la libreta y leo las palabras: Doppelgänger. Encuentra a los tus siete.
¿Qué demonios quiere decir Dante?
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Conectados
General FictionHay sueños que te gustaría fueran por siempre. Hay sueños de los que te gustaría despertar. Hay sueños que olvidas al despertar. Hay sueños que no puedes sacarte de la cabeza. Y luego está la realidad...