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Hoseok POV.-
Las lágrimas corrían por mis mejillas, quería desaparecer, quería tirarme de algún puente y dejar de existir ¿Cómo había sucedido esto? No podía siquiera llegar a comprender lo acontecido minutos atrás.
Simplemente había atinado a salir corriendo de casa, el lugar donde de manera brutal y sin ninguna consideración con mis sentimientos habían asesinado mi mayor sueño.
Ni siquiera me había detenido a ver por dónde iba, el cielo gris comenzaba a iluminarse por los relámpagos que seguidos de un aterrador trueno hacían retumbar las solitarias calles.
Mi costado dolía y mis pulmones quemaban ¿Cuánto había corrido? Me dejé caer sobre las rodillas no importándome en lo más mínimo que las gotas de lluvia que en un principio habían caído tímidas y suaves ahora me bañaban de pies a cabeza ocultando las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas.
Todas esas horas de ensayo extenuante, todas esas noches de sueños felices, todas esas ilusiones se hacían inútiles a mis ojos después de la charla con mi padre.
"Mi hijo no va a ser un simple bailarín" había gritado mi progenitor al tiempo que entre sus manos se hacía pedazos el permiso para poder audicionar con aquella compañía de baile.
Me había costado tanto conseguir ese permiso...toda una tarde y una noche entera había esperado en la calle con el frío aire del invierno calar mis huesos para poder obtener ese pedazo de papel que mis ojos habían visto caer en pedazos sobre la alfombra de la sala.
"Madura de una puta vez Hoseok y deja ese ridículo capricho atrás", su voz aún resonaba en mis oídos y oprimía mi corazón
¿Un capricho había dicho? Ser un gran bailarín para mi no era algo tan banal como un capricho... era un sueño... uno que mi corazón cobijaba desde que tenía memoria, cuando la música comenzaba a sonar mi cuerpo entero vibraba, el sentimiento que llenaba cada célula de mi ser era literalmente indescriptible, era una mezcla de alegría, tranquilidad, relajación y esa seguridad de estar haciendo lo correcto, esa sensación de sentirse pleno cuando mi cuerpo se movía al ritmo de la melodía... pero papá no lo aceptaba y sabía de sobra que mamá no lo iba a contradecir.
Mi ropa empapada se pegaba a mi cuerpo, la oscuridad que me rodeaba nada tenía que ver con lo avanzada que estaba la noche, no, ésta oscuridad era irradiada desde mi interior.
No puedes quedarte aquí Hoseok
Sacudí la cabeza, odiaba cuando empezaba a hablar conmigo mismo... aunque esa voz gruesa y ronca no era mía yo había terminado por convencerme de que era mi segunda mente o algo así.
Hoseok... arriba, no puedes quedarte aquí, es peligroso.
Lentamente me puse de pié y dejé que mi instinto me llevara por las calles vacías y oscuras de Seoul.
