3- Fuego Fatuo

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Ramces permanecía en medio del bosque acercándose sigilosamente a la escurridiza luz, no entendía por qué lo hacia solo sentía un impulso que lo obligaba a hacerlo.

Caminó decidido entre la vegetación pero hubo algo que hizo que se detuviera, no pudo evitar notar una extraña sensación, era como si estuviera siendo vigilado desde lo lejos.

Y se quedó quieto por un momento, mirando entre los arboles alrededor del extenso claro, pero no pudo divisar nada fuera de lo común además de la luz de aquel solitario lugar. Siguió aproximándose con paso sigiloso hacia la llama, como si fuera a huir de nuevo en cuanto diera un mal paso.

Sus pisadas se hicieron cada vez más tardías hasta que se detuvo una vez había llegado al frente de la roca repleta de moho, admirando el peculiar resplandor que se posaba encima de esta. Acercó su mano izquierda al fuego, casi hipnotizado, pasando la yema de sus dedos suavemente por el exterior del fuego.

No le quemaba, Ramces en cambio sintió una cálida sensación pasar a través de su brazo para luego atravesar todo su cuerpo. La llama segundos después de que lo tocara hizo un errático movimiento en el aire para luego desvanecerse en cenizas sobre la roca dejando caer un extraño objeto que no logro reconocer en ese instante.

Ramces se tuvo que acercar aún más inclinándose encima de la roca para poder ver, apoyando un pie en una de las raíces que sobresalía de esta.

Lo que el chico divisó fue un amuleto que aparentaba estar hecho de madera con bordes lisos de formas triangulares que tenía incrustado en medio una pequeña gema, no mayor al tamaño de un frijol, que poseía un cristalino color azul.

Tomó el amuleto de la roca, agarrándolo del extremo de una cuerda negra amarrada a su alrededor, viéndolo de arriba a abajo intrigado por la curiosa manera en la que apareció en frente de él. Luego de poco tiempo de estar apreciándolo el chico de lentes decidió ponérselo, quitando los restos de tierra y polvo que poseía la cuerda, aparentaba tener mucho tiempo debido al desgaste que poseía, la amarró alrededor de su muñeca izquierda y luego de dicho acto una extraña aura emanó de él.

Ramces quedó aún más impactado debido a lo que sucedió a continuación. Vio como una onda de un color azul intenso se esparció por el bosque originándose del lugar en donde se encontraba parado, la fuerza de la ola de energía fue tanta que hizo mover las hojas de los árboles debido al fuerte viento que generó. El chico recostó su espalda de la roca debido a la impresión.

Pocos segundos después de que la onda se dispersara el bosque había cobrado vida y ya no era aquel inhóspito lugar. En frente de él empezaron a aparecer extrañas figuras brillantes por los extremos del claro, iban desde las más pequeñas hasta algunas que podrían medir tres metros.

Estas se fueron haciendo cada vez más nítidas pero hubo una que por alguna razón llamó su atención entre las demás. En los arboles que se alejaban del claro vio una figura humanoide de ojos amarillentos y brillantes que resaltaban en la oscuridad. El chico a pesar de estar asustado intentó apreciarla.

Cuando su vista se fue aclarando, poco antes de que volviera a la normalidad, dirigió la mirada a su muñeca lo cual causó que el chico diera un pequeño brinco poniéndose en pie. De ella fue apareciendo una llama similar a la que estuvo persiguiendo, tras notarlo empezó a mover su muñeca rapidamente en un intento por apagar el fuego, pero apenas pudo soltar un grito ahogado a causa de la rapidez con la que se extendió la llama azul por todo su cuerpo y de un momento a otro él había desaparecido, dejando una marca negra en el suelo como si las plantas a su alrededor se hubieran quemado.

Todo era oscuro, Ramces no sabía en que lugar estaba en ese momento y su memoria se encontraba difusa, recobro la cordura cuando a los pocos minutos volvió a sentir aquella cálida sensación recorrer todo su cuerpo tomando mayor intensidad en su muñeca «¡el amuleto!» pensó Ramces para acto seguido tocarla rápidamente. Tal como lo había pensado el amuleto estaba amarrado a ella, él lo agarro con fuerza intentando jalarlo para desprenderlo de ella, antes de que la cuerda se soltara Ramces escuchó un intenso ruido que no parecía venir de ninguna dirección.

Una Historia a Través del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora