One Shot

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Las relaciones mutante-humanos no estaban bien vistas por la sociedad, pero, ¿y eso qué?
Mientras Setsuko y Raphael fueran felices, eso era lo único que bastaba.

Sin embargo, a pesar de estar con la persona que amaba, no siempre se sentía del todo bien. Varias cosas que había sufrido de pequeña, incluyendo el hecho de que sus padres estaban lejos de ella, eran factores contribuyentes a su estado anímico.

Raphael lo notaba a menudo, pero no lograba juntar el valor para preguntarle a su novia qué era lo que le entristecía. Él no era muy bueno con las palabras, de hecho, descargaba sus emociones por medio de largos entrenamientos de hasta tres horas seguidas, incluso, saliendo a la superficie, pateando todo lo que se encontrara a su paso en las azoteas de los edificios.

Era curioso cómo los dos resultaban ser polos opuestos que se atraían; Raphael demostraba su sentir pero Setsuko lo ocultaba. Y, en parte, para la chica era algo bueno tener al ojiverde.
Podría enseñarle cómo sacar las emociones ocultas para no hacerse daño. Para eso son las relaciones ¿no? Para apoyarse siempre.

Sin embargo, aquella imaginaria nube gris que siempre estaba sobre la cabeza de Setsuko era más grande que otras veces, la tenía más inmersa en su lluvioso y triste mundo; Raphael sintió un malestar en su estómago y una sensación de impotencia. ¿Qué era exactamente lo que ponía así a Setsuko? Probablemente, nunca lo sabría.
Entonces, pensó en que tendría que darle todo el amor del mundo a su chica, con tal de verla feliz.

Ambos se encontraban en la sala de estar, mientras que los hermanos de Raphael estaban en sus actividades cotidianas y el sensei en su dojo, como siempre.

Setsuko miraba la televisión parada, como si esperara a que pasara algo para salir corriendo, y él, estaba sentado leyendo uno de sus cómics favoritos.

La emoción recorrió todo su ser, pero con ello, también la inseguridad. ¿Y si nada salía como lo planeaba? Oh, vamos, nada podría salir mal.
Suspiró y dejó el cómic a su lado, carraspeando para llamar la atención de la peligris.

-Setsuko -empleó un tono tranquilo, haciendo que la chica girara la cabeza para mirarlo y se sorprendió un poco por lo que estaba viendo.

Frente a ella, estaba un Raphael con una expresión totalmente relajada, reflejando en sus ojos la paz que tanto necesitaba, le extendía su mano para que ella la tomara. Dudó un poco, no porqué no le tuviera la confianza suficiente a su novio, era cuestión de ella y su inseguridad en las relaciones fallidas que había tenido con chicos humanos, sólo eso.

-¿No vas a acercarte? -la voz de Raphael salió tranquila para que no se sintiera presionada- solo quiero que hablemos ¿sí?

Se acercó y poco a poco extendió su pequeña mano para tomar la de él. Un contraste increíble pero adorable. A Raphael le parecían adorables las pequeñas manos de su novia, como las manos de un bebé, tan delicadas que pueden llegar a romperse si no se tratan con cuidado.

La sentó en sus piernas, rodeando su cintura con sus brazos y acercándola a su cuerpo. Quería brindarle aquella seguridad estando con él, en sus brazos, porqué nunca permitiría que le hiciesen daño a la persona más importante en su vida.
Acarició su mejilla con suma delicadeza, causándole a Setsuko un cosquilleo en aquella área, soltó una pequeña risa y luego miró directo a los ojos a Raphael.
¿Cómo es que alguien así existía? Bendito mutageno, le ha dado a alguien especial en muchas formas.

-¿Sabes que eres la más linda?

-¿Será por qué no has visto a más humanas? -ambos rieron por esa contestación, aunque era cierto.

-Bueno, pero para mí siempre serás la más hermosa -plantó un sonoro beso en la mejilla de la joven y ella sonrió feliz. Sentía verdadera felicidad cuando estaba con el mutante de ojos esmeraldas.

Dejó varios besos por el rostro de la chica y, finalmente, la estrujó en un cariñoso abrazo, confortable y auténtico, un abrazo de esos que se encargan de juntar todas las piezas rotas que te conforman.

A pesar de que llevaban poco tiempo estando juntos, se sentía como la más hermosa historia que alguien podría escribir.

-Te quiero, Setsuko -juntaron sus frentes, sintiendo como sus alientos se hacían uno y casi rozando sus labios.

-Y yo a ti, Raphael.

RAZONES PARA ENAMORARTE DE RAPHAELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora