ᴘᴜɴᴛᴏ ᴅᴇ ɪɴғʟᴇxɪᴏ́ɴ

T O S K A

[Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Marvel y a sus respectivos creadores]

Fanart: @silverink58 on Tumblr. [Edited by me]

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Toska (тоска, ruso):

"En su sentido más profundo y doloroso, es una sensación de gran angustia espiritual, a menudo sin una causa específica. En el aspecto menos mórbido es un dolor sordo del alma, un anhelo sin que nada haya que anhelar, una añoranza enferma, una vaga inquietud, agonía mental, ansias. En algunos casos podría ser el deseo por algo o por alguien en particular, la nostalgia, una pena de amor. En su nivel más bajo, se reduce al hastío, al aburrimiento".

Eugene Onegin, A Novel in Verse de Aleksandr Sergeevich Pushkin 
(Traducción de Vladmir Nabokov)

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Se podría decir, que conocía el dolor.

El dolor culpable y desgastado por el tiempo que atormentaba a Quill por la muerte de su madre, también el enojado y frágil dolor de Drax por la masacre de su familia, del dolor retorcido y confuso que provocaba el odio en Gamora, y del dolor cegador producto de la ira que sentía Rocket por su propia creación.

Quizá Mantis conocía el dolor demasiado bien, para alguien que tuvo la suerte de no experimentar demasiado por su cuenta, al menos en comparación de otros.

Ella sabía que todos lo sentían. Y era difícil comparar quién sentía más que otros, incluso imposible en algunos casos. Todo era dolor y dolor, pero diferente en cada caso. Ella sintió de muchas maneras, imposibles de cuantificar, era consciente de que el verdadero dolor, el que hace sufrir profundamente, tornaba serio y constante hasta al hombre irreflexivo; e incluso los pobres de espíritu se volvían más inteligentes después de un gran dolor. [1]

Todos lo experimentaban de manera distinta; sin embargo, en esa ecuación, el dolor era la constante, una parte de la vida, una muy retorcida que se incrustaba en el alma para golpear con la diestra y quitar a siniestra.

Mientras el tiempo hacia su camino, ella aprendió a esperar esa sensación cuando tocaba a alguien, especialmente cuando eran guerreros. Ellos, los combatientes, los soldados en primera línea, lo sentían de una manera más inclemente que otros. Mantis sabía que eso era lo que los convertía en héroes, ellos forjaban su sufrimiento en otra cosa, algo acerca de una revolución interna, de un grito de batalla, supuso.

Tony Stark, por su parte, era un hombre que vivía en una batalla. Tenía la piel marcada por las cicatrices, los ojos cansados por los problemas y un pasado lúgubre, obra de la pérdida. Mantis solo sabía de él por lo que otros decían, pero, aun así, era suficiente como para crear una terrible tragedia en su cabeza. Era, para ella, la historia de un hombre cuya vida entera parecía estar definida por el suplicio, un sentir tan intenso y corrosivo, que se había hecho con su alma por completo.

Mantis no quería tocarlo, estaba aterrada de solo pensarlo. Tenía miedo de sentir tanto dolor, ella no se creía capaz de poder manejarlo.

Así que en el momento en que eso sucedió, ella dudó de sí misma.

Nada.

No había nada. Ni dolor, ni ira, tampoco felicidad. Estaba vacío, sin emoción en absoluto. Simplemente nada. Mantis estaba al borde del pánico, dudando de su propia habilidad en un nivel que la llevo a tomarlo del brazo en un arrebato.

Y en él, no hubo ni siquiera un destello de confusión.

Estaba vacío.

Tony Stark no logro sentir.

Mantis estaba perdida. Y vagamente, en el fondo de su mente, sabía que estaba aturdida. Pero eso no controló su reacción, ni su razonamiento. Y fue eso último lo que cayó sobre ella con todo su peso, casi sofocándola.

Tony Stark no sentía dolor, era algo atroz, era mucho peor.

"Estás muerto", ella apenas fue capaz de forzar las palabras fuera de sus labios, con el corazón en la garganta. Él dijo algo, pero no llegó a escucharlo, el zumbido estático en sus oídos se lo impidió.

La vida había pasado por él, le había arrebatado todo lo que tuvo a su alcance. Había tomado hasta que simplemente no hubo más para dar, hasta que su dolor dejo de ser procesado. Y Mantis sabía desde lo más profundo de su mente, que al perder aquello, Tony perdió todo lo demás. La vida le quito lo más preciado que le había dado.

Su corazón.

Ahora era más como una máquina de lo que nunca pudo haber imaginado.
Él era la máquina, solo estaba haciendo movimientos mecánicos que su cerebro le dictaminaba que hiciera. Luchaba y seguía caminando, apremiando una vida que apenas era capaz de registrar. Impulsado por algo perfectamente estructurado y viviendo de la lógica, y nada más.

No tenía nada por lo que vivir.

Sin embargo, todas las máquinas acababan rompiéndose; lo sabía, lo había visto con sus propios ojos. Y aseguraba: las máquinas se rompen, siempre se rompen.

Y Mantis no quería estar allí cuando eso pasara. Ella no quería tocarlo, ni siquiera quería estar cerca de él.

Porque iba a suceder.

Tony Stark iba a romperse. Y cuando lo hiciera, se llevaría el universo con él.

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[1] Segmento: Crimen y Castigo​ (1866), Fyodor Dostoevsky.

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"El dolor es el elemento positivo de este mundo, más bien el único vínculo entre este mundo y lo positivo en sí".

F. M. D.

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