La Visita Nocturna

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Hay personas como yo que el hablar de un problema lo sienten como un acto liberador en su alma, pero también está el lado contrario, las personas como Ewan que aunque ellas mas lo intenten no son capaces de hacerlo, poniéndose un escudo de pinchos que con lentitud van traspasando las capas de su piel. Tarde o temprano tendrá que retirar ese ficticio escudo de su corazón, hacer libre a su alma aunque sea por unos cortos minutos. Solo espero ser astuta para saber  aprovechar la situación y poder ser participe y confidente de sus sentimientos.

— Ewan... ¿Que estas haciendo aquí? — encoge sus hombros ante mi pregunta, consiguiendo que mi ceño se vaya frunciendo ante su silencio.

No puede venir a mi casa en la madrugada, despertarme a base de pitidos para luego mantenerse en silencio y con la cabeza agachada. La vida no funciona como si de una película americana se tratase, esto es la realidad.

— Ewan... ¿ Que ocurre? — lo miro expectante, esperando con ansias el saber el motivo de su visita nocturna.

— Yo... — su voz ronca y grave llega a mi sistema auditivo como si estuviera escuchando música celestial — Joder... — se lleva sus manos a su cabeza mientras empieza andar en círculo.

Puedo notar que se siente nervioso, que le está costando la misma vida decirme lo que su corazón calla. No tengas miedo Ewan. Las palabras mueren en mi labios cuando veo como ha parado de andar de golpe y mantiene su mirada puesta en mi.

— Lo siento pringada por lo de hoy — una pequeña sonrisa adorna mi rostro mientras el suyo se mantiene cabizbajo.

En el tono de su voz he podido notar como ha consumida más cervezas de la cuenta, no llegando a estar borracho pero si para que se le note el efecto del alcohol en sus palabras.

— Hubiese sido una disculpa perfecta si no hubieses empleado el pringada de por medio... Pero te las acepto — mis palabras  burlonas ante todo pronóstico le hace sonreír, y yo siento que me derrito cuando lo veo, sonriendo yo también como una tonta enamorada.

Me vuelvo a llevar las manos hacia mi pelo, intentado arreglar el desastre que tengo como coleta y sintiendo vergüenza de que me este viendo con estas pintas.

— ¿ Que tal te lo has pasado en el bar azul? — su ceño se frunce con desconcierto, quizás sorprendido de que supiera donde ha estado toda la tarde y primeras horas de la noche.

Se que Ryan esta utilizando mi inocencia y mi enamoramiento por Ewan para divertirse a mi costa, empleando un juego tan infantil y retorcido como es la manipulación verbal pero aún siendo consciente de todo eso, no puedo evitar que salga victorioso de esta absurda partida donde sólo juega él, consiguiendo que mi mente cegada por los celos empiece a dudar sobre que es lo que ha entretenido tantísimo a Ewan en ese bar.

— Bebiendo para poderte sacar de mi cabeza — su boca se abre levemente, poniendo una mueca de sorpresa y disgusto en su rostro antes sus palabras — Poder sacar de mi cabeza el enfado de hoy... — no puedo evitar sonreír ante su intento de corregir lo que su subconsciente ha confesando.

Niega con su cabeza con desaprobación a sus propias palabras, y estoy segura que ahora mismo tiene que estar maldiciéndose mentalmente por haberlas empleado. Los segundos transcurren en completo silencio, viendo como su vista recorre minuciosamente la fachada de mi casa.

— Me voy a ir antes de que salgan tus padres y llamen a la policía por venir a acosar a su hija buena e inocente — su mano se adentran en el bolsillo delanteros de su pantalón, donde saca la llave de la moto.

— No te preocupes, estoy sola en mi casa — cuando veo como su mirada rápidamente se posa en mi, viendo la llama de deseo en ella me maldijo por lo que acabo de decir.

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