Esa noche no bebió, los licores seguían intactos, de cierta forma su encuentro con Kirishima le había impedido tomar.
Gruñó al sentirse bien, cuando no se sentía miserable significaba que olvidaba sus lamentos, y eso era algo que él no quería.
Quería siempre recordarla.
Pensó en ir a tomar algo de cerveza pero si empezaba no se repondría para su trabajo.
— Mejor lo dejo para la noche.
Terminó de darse un baño y inmediatamente buscó su celular por su cama. Ayer había dicho que llamaría a su amigo y cumpliría, sobre todo si se lo había prometido a Momo.
El sonido de espera lo comenzó a abrumar, pensaba que tal vez Kirishima esté molesto con él y por eso no quería responderle.
— Estúpido Kirishima — gritó al teléfono con la intención de colgar. Fue entonces cuando el tono extraño de un celular sonó afuera de su puerta. Era el tono de su amigo.
— Bakugou — dijo Eijirou tocando la puerta, el pelirrojo no apagaba la llamada más bien tarareaba la canción que sonaba — ¡Hermano!
Katsuki abrió la puerta con pereza. Él había dicho que lo llamaría pero no que quería verlo, eran cosas muy distintas.
— Kirishima — habló el rubio cenizo en forma de saludo.
— He venido por ti.
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A los que leen, votan y comentan, quiero agradecerles. Sé que aún no pueden entender del todo la historia, pero les aseguro que se irá aclarando más adelante.
