Me das fiebre

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II

El hombre de ojos miel agradeció por fin estar recostado en su cama. Se estiró y acomodó bien dentro de las sábanas y frazadas que lo cubrían, suspirando de gusto. Eran las 7 am y él recién se desocupaba para poder dormir un poco. Se acurrucó en forma de bolita por lo fresca que estaba esa mañana y ni se preocupó por perderse el día, estaba acostumbrado, solía trabajar en horarios nocturnos muchas veces.

Recordó la pasada noche y el estrés que le hizo cargar en su cuerpo la misma, sentía que debía descansar mil horas para reponerse. Strange haciendo preguntas innecesarias, luego trabajando en sus proyectos, arreglando papeles y cosas que firmar para Pepper, y por último regañarla por dejar entrar a Steve a su hogar. Con Virginia había tenido una especie de relación, realmente creyó que podían llegar a tener algo más pero cuando notó sus sentimientos por Steve, muy a su pesar, tuvo que confesárselo. Lo bueno es que ella no lució para nada sorprendida, es más, lo que le sorprendió en realidad fue cuanto había tardado él en darse cuenta. Lo de la propuesta de matrimonio fue para esquivar la situación que se creó con Peter aquella vez y Potts casi lo asesinaba, pero lo ayudó y le siguió el juego. Luego de los acontecimientos producidos por Thanos y su reencuentro con el rubio, Pepper le insistió en que debían hablar con más calma, que no podía quedarse sin revelarle lo que sentía al súper soldado.  Entendía que su amiga quería que él y el capitán arreglaran sus problemas, pero no podía simplemente olvidar lo que había sucedido. ¿Olvidar que le ocultó algo tan importante?, ¿olvidar que eligió defender a "su amigo" y pasar de largo que él también lo era?, ¡¿olvidar que casi lo mata?! No creía poder olvidar jamás los sucesos de la guerra civil, se repetían una y mil veces en su cabeza, como una película de terror. Aquel hombre al que tanto amaba, verlo sobre él intentando hacerle daño, ver sus ojos azules en el preciso instante en que su escudo se clavó en su pecho.

— No tendría que estar pensando estas cosas ahora, debería dormir.— Susurró para si mismo, mientras se cubría con la almohada.

— Sí, deberías.

— ¡¿Qué?!— Dio un salto en la cama por el susto al percibir esa voz, estaba tan metido dentro de sus pensamientos que no se había percatado de ninguna presencia.— ¿Qué hace aquí todavía doctor?, ¿usted no duerme?— Le preguntó mientras volvía acomodarse, sentía bastante frío.

— Me inquietaba un poco el hecho de que no respondió ninguna de mis preguntas, no es que me interese.— Aclaró.— Pero tanta exigencia hará estragos en su cuerpo Stark. No se que pasa con Rogers pero, debería olvidarlo y centrarse en su recuperación.

— Uggh, los doctores son molestos.— Murmuró por lo bajo a pesar de saber que era perfectamente escuchado.— No tengo heridas tan graves ni nada de que preocuparse para hacer tanto... "reposo"

— No me refería a heridas corporales.— Se acercó un poco más a la cama y se sentó en ella, haciendo a un lado algunos mechones del castaño cabello y posando su mano en la frente.— Aunque parece que su cuerpo si esta respondiendo con enfermedad, tiene fiebre, no mentía sobre el estrés. Debe venir acumulándolo desde el desastre de Thanos.

Tony lo escuchaba en silencio, recordar como Peter había desaparecido en sus manos lo hacía temblar, no quería volver a vivir algo así.— Supongo que tienes razón.— Su voz se volvió más débil, el sueño comenzaba a vencerlo y se dejaba hacer por las caricias de Stephen.

— Merece un buen descanso Stark.

ℝ𝕖𝕔𝕦𝕡𝕖𝕣𝕒𝕟𝕕𝕠𝕥𝕖 >>>𝒔𝒕𝒐𝒏𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora