Touch me like you do

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XVI

Lo único que se escuchaba dentro de la sala principal de la torre Stark era el sonido de los besos, los movimientos sobre el sillón y los pequeños quejidos de los dos hombres que protagonizaban aquel acto.

Habían empezado suave, lento, probando una y otra vez los labios del contrario y reconociendo cada centímetro de la piel ajena tanto como podían. Las caricias que en un principio eran pausadas y tranquilas, iban subiendo cada vez más su ritmo, comenzando a rozar más sus cuerpos debajo de la ropa.

Steve se sentía un poco inseguro, no quería decepcionar a Tony de ninguna forma. Sabía, lamentablemente, de la experiencia que cargaba el moreno y trataba de no pensar en ello, de que el pasado de Stark no pesara sobre sus acciones, pero no podía evitarlo, él no tenía ningún tipo de práctica en éste ámbito y no quería arruinarlo.

Aunque el rubio se esmeraba en disimular sus temores, el hombre de piel canela se percató de los temblores en las manos ajenas y detuvo todo acto tomándolo por las muñecas, obligándolo a que lo viera directo a los ojos.

— ¿Qué sucede?— Preguntó en tono apacible y cariñoso, intentando generarle confianza.— Al principio te veía muy entusiasmado, ¿hice algo mal?

— ¡No!, no... para nada Tony, tú eres increíble.— Negó un poco alterado, no quería que pensara que el problema era él.— Es sólo que... bueno yo...

El tono carmín en las pálidas mejillas del capitán le demostraba que tan avergonzado se encontraba, y eso para Tony era la gloria.

Tantos años había anhelado al hombre sobre él que no podía creer que estaba viviendo ese momento, mucho menos después de todo lo que habían pasado juntos, tanto para bien como para mal. Toda esa admiración de niño, todas las fantasías que tuvo con él en su adolescencia, y que habían vuelto con fuerza al momento de su primer encuentro, el sueño de toda una vida estaba justo delante de él.

Se río de si mismo al recordar brevemente como se había puesto al percatarse de sus sentimientos por el capitán. Si siempre lo había amado, ¿por qué le sorprendió y fastidió tanto darse cuenta de lo que sentía por él?

Bueno, para ser honesto con él mismo, al principio podía sólo hablar de un amor inocente, pura admiración, devoción, pero pronto, a sus trece años de edad, toda aquella fascinación y embeleso se había transformado en deseo. Las fantasías con su héroe favorito eran incontables y él mismo se sintió sucio por deshonrar la imagen del Capitán América. Una vez más, todos aquellos sentimientos fueron enterrados en el fondo de su inconsciente, logró olvidarlo por un tiempo, enfocarse en otras cosas, como todo adolescente, hasta que la muerte de sus padres llegó, azotándolo y desequilibrando toda su existencia.

Tuvo que centrarse pura y exclusivamente en las finanzas y en la empresa que había heredado de su padre. Si bien toda su vida fue guiada por la tecnología y la ingeniería, siempre le había gustado eso, sintió el gran peso de tener que hacerse cargo de todo el imperio Stark. Ya no hubo tiempo de pensar ni de recordar a Steve de ninguna manera, y tal vez así habría estado más tranquilo... hasta que Rogers se presentó frente a él sin creerse que tan real era eso. Las emociones que creía haber borrado permanentemente resurgieron de las cenizas como tantas veces él mismo lo había hecho, cual fénix, con más fuerza que antes tal vez y se asustó de ello. Tan grande era el terror y el desasosiego que le provocaba la idea de tenerlo enfrente, revolucionando su sentir, e incluso con el temor de decepcionarlo, que su primera reacción fue ser indiferente con él, o fingir serlo mejor dicho.

La verdad Tony esperaba que él también lo ignorara, pero al parecer, con la personalidad extrovertida y excéntrica que poseía no podía pasar desapercibido para nadie, ni siquiera para el capitán Steven Grant Rogers. Si bien le sorprendió y le dolió bastante el hecho de que se echaran chispas por los ojos apenas se vieron, escuchar los comentarios soeces del rubio hacia su persona que le causaban aflicción, a pesar de todo ello... el simple hecho de que le prestara atención le agradaba, sin admtirlo del todo por supuesto. Su orgullo le gritó que su héroe de infancia lo había decepcionado, que se creía la gran cosa y no era merecedor de su admiración. Mucho tiempo pasaron en desacuerdo y tuvieron varios roces, pero no podían negar la química que tenían y como ésta ayudaba al equipo.

ℝ𝕖𝕔𝕦𝕡𝕖𝕣𝕒𝕟𝕕𝕠𝕥𝕖 >>>𝒔𝒕𝒐𝒏𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora