Me perdí en su mirada,
quizás durante siglos,
milenios, o escasos segundos...Pero en aquel momento,
perdido en ella,
durante aquella fracción de eternidad
siento haberla entendido,
a ella y la luz que la bañaba.Y es que también me vió
como yo la vi
Y es que también sonrió
cuando mi sonrisa logró alcanzarla.Entonces dudé,
dudé de mí,
de mis ojos
y mi necesidad egoísta
de mirarla (nos).Pero no dudé de ella,
no pude,
no me dejó hacerlo.Se clavó,
poderosa
e impasible en mí,
me dió valor.Y nos apartó del mundo,
del tiempo
y de las gentes que nos rodeaban.Entendí
que no la miraba porque yo quisiese,
la miraba
porque ella me dejaba hacerlo.Cuando me di cuenta
tuve miedo de amarla.
Pero no me importó y la amé,
la amé durante (todo) un segundo.Quien ama es incapaz de hacer daño a la musa de su amor
Por eso la amé
como quien ama a una flor.Pues quien en verdad ama a una flor es incapaz de cortarla.
Así la amé,
sin necesidad
de poseerlaY por amarla así mi amor fue puro
Y por ser puro
murió rápidamente,
contaminado por este mundo
y por este cuerpo.Que infiel a mis sentimientos puros quiso más de ella, aun sin dar nada.
No se debe amar como yo la amé a ella
La amé egoístamente
y solo yo disfrute de ese amor.Porque la amé en secreto,
como un murmullo
o más bien como un silencio.Para cuando por fin parpadeamos
ya no la amaba.No podía amarla
porque había pensado
y al pensar dudé de nuevo.Y manché al retoño inmaculado de mi amor.
Aquel amor
que fue desinteresado
e incondicional
quiso también ser amado.Se marchitó entonces la inocencia
el casto amor que le tuve tuvo miedo
Y murió en mis dudas porque fue egoísta,
porque fui egoísta.Sentí pena por ella
quizás
nunca nadie la amaría igual que yo en aquel momento.Quise decírselo,
aun sin saber su nombre,
quise hablarle.Entregarle mi secreto,
que era nuestro
aunque ella no lo supiese.Pero me quede allí,
contemplándola en el silencio.El mutismo nos abrazó,
nos hizo íntimos,
a nosotros y a nuestras miradas.Uno delante del otro,
existiendo apenas
Quedamos atrapados,
o al menos yo quede atrapado
en ella.Y antes de poder parpadear de nuevo
pregunté su nombre.Mi voz fue frágil,
quizás por la reciente perdida en mi almaSe arqueó entonces su sonrisa aún más y brilló
el sol sintió envidia
y yo
me sentí sobrecogido
ante aquel resplandor.Jamás había visto belleza igual,
me hizo volver a amarla
aun no sabía su nombre
y ya la había amado dos veces.Rompió el silencio,
una cálida corriente de aire atravesó el espacio.Las vibraciones que salían de ella
se convirtieron en música.Yo:
su único espectador
en esa realidad que nos había creado:
Un mundo donde solo existíamos nosotros dosElla:
Artífice
del sonido más fastuoso que jamás existió.La vi separar
y volver a unir sus preciosos labios rosa
en una cadena corta de movimientos.Me tomó un segundo
(uno más)
entender lo que había pasado.Entonces
repetí en mi mente muchas veces
lo que ella había dicho.No omití detalles,
rememoré su boca,
el sonido,
hasta su respiración.Dulce melodía,
propia de tan majestuoso instrumento.Su nombre,
aquel nombre no le podía quedar mejor
me reí por dentro ante la obviedad
Después de todo ella es un ángel...Por eso su nombre es Angélica.
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Pensamientos Nocturnos
PoetryLas noches suelen ser crueles, pero algunas veces no hay nada mejor que un buen cielo y su luna para que el corazón se exprese, he entonces aquí un copilado de poemas concebidos en horas noctívagas...