Asunto primero: Existencia

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La existencia se basa en nuestra incapacidad de negar, en lo irrefutable que puede llegar a ser una presencia, así entonces existe el aire que golpea nuestros rostros, existe la luz que baña nuestros cuerpos y existimos nosotros porque existen otros y ellos existen por nuestros ojos, porque los vemos, los notamos y algunas veces solo porque estamos, es fácil pensar entonces en la existencia como una dependencia constante, una necesidad inefable de que otros nos noten, de que otros nos vean, nos escuchen y nos hablen.

Entiéndase entonces también la inexistencia, no existe lo que no podemos o no queremos ver, lo que no podemos o no queremos oír, lo que no podemos o no queremos notar. ¿Se puede ver la oscuridad? ¿Se puede escuchar el silencio? ¿Se puede al menos sentir el frío? A todas estas interrogantes la respuesta es ambigua, una diáfana inexistencia las impregna de un misterio existencial donde filosóficamente se puede encontrar una paradoja, a los tres fenómenos recién mencionados se les llama "ausencia", pues es la oscuridad la ausencia de luz, el silencio la ausencia de sonido y el frío la ausencia de calor, pero a cualquiera que se le pregunte le dirá que ha visto las sombras, ha escuchado un silencio y que ha sentido frío alguna vez en su vida, existe aquí pues un conflicto ¿Qué existe y que no?

Solo existe (y entiéndase bien) lo que como individuos aceptamos existente, es por eso la existencia tan relativa como el tiempo, tan propia como el pensamiento y tan ambigua como un quizás.


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