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El bosque se extendía y se perdía en el horizonte, más allá de los ojos de una peli marrón. No sabía cómo había llegado allí, ni donde estaba ese allí. Completa,esté desconcertada comenzó a caminar, buscando a alguien o aunque sea algo. Pero nada.

Optó por sentarse en un tronco partido por la mitad que había caído al suelo y que se había convertido en el refugio de muchos animales. Se concentró al máximo e intentó escuchar el más mínimo sonido, sin resultado alguno.

Pudo estar allí horas, hasta que ocurrió, el romperse de una rama llamó la atención de la de ojos verdes e hizo que se pusiera en guardia.

La llamaba. Sabía su nombre aquella criatura o persona, y la estaba llamando. Poco a poco sentía los nervios aparecer en su cuerpo, reflejados en sus manos que templaban. El pulso lo tenía a mil por hora.

"_____..."

La chica, nerviosa, intentaba descubrir de dónde procedía aquella voz, pero nada. La voz venía de ningún sitio y de todos a la vez, era como si... como si estuviera metida en su cabeza, y eso, hacía que la chica pasase de los nervios a estar cada vez más histérica,

"¿Quieres... saber...?"

La voz fue interrumpida por unos zarandeos que la chica notó en su brazo derecho. Pero aquella voz volvió a repetirlo, y esas mismas palabras se le quedaron grabadas en la mente.

🌘🌑🌒

- Vamos, _____. Llegarás tarde.

- Sí.

Él la miró con cara extraña. Últimamente se había comportado extrañamente. En parte por que estuvo una semana hospitalizada, pero era muy, muy extraño su comportamiento.

Desayunó básicamente nada para lo que era ella. Se pasó todo el tiempo removiendo el bol, sin abrir el paquete de cereales, pensando. Pensando...

Decidió salir antes e ir andando sin coger el tren. Alzó la cabeza y miró a su padre.

- Papa, ¿me podrías hacer un mapa de cómo ir a la U.A. por favor? - este alzó una ceja, ya que su hija siempre había sido muy vaga.- es que... necesito pensar.

Decidida salió por la puerta, con dinero para la comida, sus libros y el móvil con el Google maps ya que su padre le había dicho que se buscase la vida, que no sabía pintar.

¿Quién era ella? ¿Era como ella mostraba ser? ¿De dónde provenía? ¿Cuál era la verdad? ¿Que tenía que hacer para descubrir todo? ¿Cuándo sucedería? ¿Qué pasaría? ¿Tendría que sacrificar algo?

Eran las preguntas que siempre le había planteado al universo, y que como siempre, nunca conseguía responderlas. Siempre había sentido que ese no era su poder real, que podría hacer más cosas... ¿pero cuales eran? Había intentado pasar por las paredes, había intentado respirar bajo el agua, había intentado de todo, pero sin embargo nunca consiguió algo nuevo, y eso poco a poco la corrompía, pues ¿viviría ella para siempre sin saber tan siquiera que era capaz de hacer? O sin ir más lejos, ¿viviría siempre sin saber quienes eran sus padres biológicos?

Abrió la puerta de clase con la mirada gacha, y sin saludar a nadie, fue directa a su pupitre. La gente que había llegado antes que ella la miraron perplejos ya que siempre era alegre.

- Eh, tu, perra, tuerce tus malditos labios hacia arriba, das pena.- la chica tomaría aquello como una rubia histérica preocupada, por lo que le hizo caso y sonrió.

Era extraño, por que nunca nadie le había dicho que ocultar tus verdaderos sentimientos dolía el doble. No sabía con quien compartir aquello. No quería preocupar a nadie, a parte, ¿y si resultaba peligroso descubrir la verdad? ¿Se arrepentiría de descubrirla? Por eso quería ser ella quien resolviera este asunto. Ahora que lo pensaba detenidamente, sí que había una persona que le había ofrecido ayuda, y dijo que había más personas observándola.

Había sido una ilusa en todos los aspectos. En realidad todos los insultos que decía, todas las veces que maldecía a alguien, iban dirigidas a su propio ser pues no se aguantaba como persona ni como ser viviente. Se despreciaba desesperadamente por no ser igual que los demás, con una buena vida, un quirk normal...

Por eso mismo, sonrió para demostrar que todo iba bien, para no preocupar a nadie y que no se metieran en aquello, para que no descubrieran aquella oscura faceta que tenía, que en realidad era su mayor parte aunque no lo demostrara.

Tenía ganas de llorar, de gritar, de pegar, de hacerse daño para demostrarse que era la vida real.

Como alguien veloz, se levantó de su pupitre, y salió del pabellón sin haberse percatado siquiera que el profesor ya estaba adentro; "dejarla en paz" había dicho.

Necesitaba estar sola por lo que fue a la zona donde los árboles se alzaban y poca gente visitaban aquel sitio. Ágilmente subió a un árbol, y sin darles permiso a sus ojos, empezó a caer agua. Rápidamente se le empapó la cara, y desgraciadamente no tenía pañuelos. Había dejado todo en clase, y no tenía ni comida, ni dinero, nada para entretenerse, y en aquel momento lo más importante, no tenía pañuelos de papel.

Se acurrucó en el tronco, y así sumergida en su mundo, las horas pasaron, y el timbre que timbraba para el almuerzo timbró. La chica lo ignoró, y se sumergió en aquel oscuro mundo que se había creado.

- Oh aquí estás, nos habías preocupado, kero.

En el árbol de enfrente la chica de complejos de rana la miraba con una cara de alivio. Saltó a la gran rama en la que la chica había pasado las horas de clase, y le sonrió dulcemente.

- No era mi intención preocupar a nadie, eso es lo último que quiero, lo siento.- la peli marrón se disculpo sinceramente, ya que ella daría lo que fuera por sus compañeros.

- Se que algo te pasa, Hakamata. Si no quieres decírmelo no pasa nada, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí para lo que sea.

- Gracias Asui, significa mucho para mí que digas todo esto, en serio. Lo que pasa es que nadie puede ayudarme con esto, tampoco quiero que se metan las personas que me importan, prefiero resolver esto yo sola, ya que es algo que me hace sentir incompleta.

Al escuchar esto, Asui le sonrió dulcemente, y como si le hubiera leído el pensamiento, cambió de tema.

- Por cierto, llámame Tsuyu.

- Oh, yo también prefiero que me llamen por mi nombre, así que llámame solo _____.

La campana sonó, indicando que las clases comenzarían en breve.

- Creo que deberíamos ir yendo, ¿estás como para ir a clase?

- Sí. Gracias Tsuyu, y lo siento por que hayas tenido que ver esta faceta mía.

- De nada, kero.

Llegó a clase y primeramente recibió una pequeña reprimenda por parte de Mina y Jiro. Denki le dio un abrazo sin preguntar. Midoriya le dijo que la llamaría luego para preguntarle algo. Kacchan le pegó una cheta que la chica no supo la causa. Y Kirishima se autoinvitó a caminar junto a ella a casa.

No preguntó nada y durante todo el camino intentó ser gracioso. La chica se reía aunque no de sus chistes, sino de sus estúpidos gestos, intentando descubrir si la chica estaba mal o no.

— _____...— empezó este.— Sabes que puedes hablar conmigo de todo, ¿verdad?

— Claro, Kirishima, no te preocupes, estoy bien.— este suspiró e hizo una mueca que parecía más una sonrisa.

— No puedes mentirme a mi, pero si no quieres contarlo no pasa nada.— le dio un beso en la mejilla.— hasta mañana, pequeña mentirosa.— la chica rió por ese apodo. Cuando le había contado que le gustaba la serie "pequeñas mentirosas" no daba por hecho que lo recordara. Sobre todo por que le había dicho varias.

Y con esa sonrisa, entró a casa.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2018 ⏰

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