Gyeri tiene antropofobia, cuando pequeña sufrió bullying y su autoestima se vio afectada hasta un punto casi sin retorno. Sus padres no hicieron nada al respecto, el tiempo pasó y Gyeri creció hasta llegar a ser una linda, pero insegura chica con pr...
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Gyeri se detuvo frente al departamento el cual sería su nuevo hogar hasta que acabara la universidad. La habitación tenía un 309 grabado en una pequeña placa a un costado de la puerta.
En la recepción la amable señora le había dicho que ese era el número de su habitación. Ella solo había asentido con la vista gacha, evitando el contacto visual a toda costa y escondiendo sus manos sudorosas dentro de los bolsillos de su abrigo producto del miedo.
La habitación, o más bien departamento, era costeada por sus padres para que ella pudiera alojarse ahí para estudiar. Aunque también le estaba siendo una alivio, a veces incluso no podía evitar temerle a sus padres.
Con maleta en mano y una mochila colgando de uno de sus hombros, había llegado a la nueva ciudad en donde comenzaría una nueva etapa en su vida, había viajado unas cuantas veces para allá antes, cuando solo era una pequeña niña, pero no había imaginado que terminaría estudiando ahí.
Cuando ya había introducido la llave y girado la perilla se sintió por fin segura, la señora había sido muy amable, pero no podía evitar pensar que tal vez tenía segundas intenciones, otro yo detrás de esa cara dulce. Alguien que la juzgaría igual que ellos.
Cerró la puerta con apuro y suspiró sonoramente.
Las personas sí que daban miedo.
Al menos ya tenía su zona de confort donde podía estar sola y tranquila, sin preocupaciones por tener que convivir con alguien más.
Lo primero que pudo observar del lugar fue una amplia cocina, a ella le encantaba cocinar así que tal vez en su tiempo libre haría una que otra preparación para pasar el rato.
Giró su vista encontrándose con un living comedor, ya todo estaba amueblado, un sillón negro se encontraba pegado a la pared a su izquierda, acompañado de una mesa ratonera y una alfombra. Sería perfecto para leer, pensó un tanto alegre.
A su derecha se encontraba una mesa con sus respectivas sillas, cuatro en total. También había un mueble con una pequeña estantería y un poco más allá, un ventanal que abarcaba toda la extensión de una de las paredes, y no podía faltar un balcón detrás de este, que mostraba una gran vista, sin duda, podría observar todas las noches apoyada en el barandal del balcón el paisaje brillante de los diferentes edificios a su alrededor.
Diversos cuadros decoraban el entorno de la habitación. Dejó su maleta a un lado del sillón para explorar el lugar sin mayor intervención o molestia. Pasó el living comedor para adentrarse al pasillo que le llevaría a su habitación, aunque se extrañó un poco con el hecho de que en el departamento había más de una habitación. Para ser exacta habían tres, y en total dos baños.
