Narrado por Samantha
Segundo día de clases, ajuste mis zapatillas y me dirigí a la parada. No quería llegar tarde, por suerte me había descargado una app que decía los horarios del ómnibus, no sé porque Hanna no lo pensó pero anoche le dije que lo descargara. Nos conto lo que paso con las populares y me pareció genial.
La verdad soy algo distinta a ella, yo las ignoraría, pero, una apuesta es una apuesta y todas debemos cumplirla. Hoy era mi turno ¿Cómo lo hare? No lo sé aún, aproveche el recorrido para idear un plan pero no se me ocurría otra cosa que amenazarlas o insultarlas.
Después de la universidad tengo que trabajar, la renta no se pagara sola, odio mi trabajo en la cafetería siempre tengo que fingir a los comensales una sonrisa. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que casi sigo de largo y no quiero eso, ya que la otra parada me deja muy lejos.
Camine al aula de la primera clase y ahí están, las niñas ricas, más conocidas como las populares, me quede mirándoles, tenían algunos moretones ¡bien hecho Hanna! Y pensando en la reina de roma... vi que se levantaron, me atravesé en su camino.
—Ni se les ocurra acercarse a ella — las mire con determinación, no iba a dejar que molestarán a Hanna de nuevo.
—¿Quién te crees tú que eres para mandarnos? —pregunto una de ellas
—No seré nadie importante pero por lo menos no necesito ser una zorra para conseguir lo que quiero —fruncí un poco el ceño, para demostrar que no les temo ambas abrieron sus bocas un poco pero al parecer no se les ocurrió nada para defenderse, lo siguiente que hicieron fue bufar al unisonó y volver a su lugar.
Hanna se había sentado junto a mí.
—Supongo que fue difícil para vos.
—En realidad me sentí bien, ¿vas a la cafetería hoy? —ella me miro con lo que me pareció orgullo.
—Sí, pero... ya le dije al jefe que me ponga en la cocina —eso quería decir que logro su cometido, yo en cambio tenía que seguir aguantando a los clientes y a sus molestos hijos.
Las clases pasaron rápido y hoy no teníamos gimnasia; por cierto estamos estudiando profesorado de educación física; cuando salimos nos despedimos de las demás y tomamos el ómnibus que nos dejaría en la cafetería. Me puse el delantal e inicie mis labores.
Fui a una mesa y allí estaban las fastidiosas esas.
—Hola charmander
—Buenas tardes señoritas, que desean ordenar —les obsequie la mejor de mis sonrisas fingidas.
—Umm, veamos... además de no ver tu fea cara —me miro de arriba a abajo— queremos dos cafés descafeinados y unas tostadas light.
Me dirigí a la cocina y pedí su orden pero cuando me disponía a llevar su pedido supe que debía hacer algo, saque un laxante liquido y puse unas gotitas en cada café.
Lamentablemente no veré lo que eso les causara pero seguro su aspecto mañana no será el mejor después de todo el café también es un laxante.

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Apuesta
RandomDescripción Ludmila, Hanna, Allison, Olivia y Samantha son amigas desde niñas, a ellas les divertía hacer apuestas de todo tipo, cada semana hacían una apuesta nueva... este año no sería la excepción, la única diferencia es que su apuesta esta vez i...