3. Gatos.

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Maldición, maldición, maldición.

¿Por qué demonios esa carpeta estaba desbloqueada?

Habían pasado apenas dos días y aún seguía con lo mismo en la mente. Era solo una contraseña que solo yo sabía. La próxima vez seré más asocial y no le daré a nadie mi teléfono.

Meow.

Lo más importante era, ¿por qué me asustaba tanto? Era algo que solo yo comprendía y que solo para mí tenía sentido. ¿Por qué me daba tanto temor el que John o Alan hayan revisado mi teléfono si a penas me conocían?

Meow.

¿Y si yo no era la única que lo comprendía? ¿Y si a eso se refería Alan con un terrible destino? ¿Consideraba mi vida a caso un terrible destino?

Meeeeeow.

―ME CAGO EN SATANÁS, JODER. DEJA DE MAULLAR EN MI VENTANA QUE ESTOY PENSANDO EN LO SAD QUE ES MI VIDA.

El gato que estaba recostado en la ventana saltó de la impresión y casi me pega un zarpazo de no ser por la resbalada que se echó hasta caer desde el segundo piso.

¿Ups?

«Ella es Eveline, una chica común y corriente, no enloquece. Dedica su vida a Dios y a alimentar las palomas, tiene una autoestima aceptable pero es muy modesta. Ama a los animales, sobre todo a los gatos. Una chica espectacular, sin duda»

Conciencia, ¡ESTE NO ES TIEMPO PARA TU HORRIBLE SARCASMO!

«PERO QUE ACABAS DE INFARTAR A UN GATO, SUBNORMAL»

Cállate. Creo que es mejor así. A mamá sí que no le gustan los gatos y lo hubiese mandado bien a la verga con un cepillazo que le daba.

Pero creo que no infarté al gato lo suficiente. Aún oía sus estruendosos maullidos, y no entendí el por qué si al asomarme a la ventana, el gato no estaba.

Meeeeow.

Joder, ¿cómo el gato había entrado a la casa?

Me asomé lentamente por la puerta de mi habitación mientras me preguntaba cómo mis padres o Josh no podían oír los ruidos que emitía el gato que probablemente había entrado a la casa para buscar venganza.

Y nada, no había nada aún cuando la luz artificial exterior alumbraba el piso de abajo y el pasillo.

Meow.

Volteé completamente asustada y dirigí la mirada hacia todos los rincones oscuros de mi habitación. ¿Qué mierda estaba pasando? ¿Por qué oía los maullidos tan cerca?

Tenía el corazón latiendo a mil cuando lo vi sobre mi cama.

El gato, de color negro y ojos escarlatas estaba observándome atentamente desde las sábanas que me había esforzado por acomodar.

Me cago en...

Me causaba gracia el cómo me fijaba más en que estaba ensuciando mis sábanas y no en que tenía ojos color rojo aún cuando era algo prácticamente imposible (al menos que fuera albino).

Al igual que el pelo rojizo y la sonrisa que traía.

Y justo cuando creí que iba a maullar de nuevo, solo después de sentir el agitado latido de mi corazón, pude escucharlo.

Te encontré.

Okay, habitación oscura, ventanas y puertas cerradas, familia dormida y un jodido gato que habla. ¡Boop! Maniobras evasivas activadas. Solo tenía que buscar una forma calmada de reaccionar.

Daughter » Slenderman ⓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora