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Fuera de lo común.

El sonido de la secadora me irritaba cada vez más a cada segundo que pasaba. Tenía frío, pero no me importaba, el enojo consumía todo lo que sentía. Deseaba con todas mis fuerzas que en éste intento mi celular se prendiera, aplasté el botón, esperé unos segundos, pero no, no sucedió, y eso hiso que me sienta aún mas furiosa.

-Lo siento, de verdad lo sien... -interrumpí cortantemente sus buenas intenciones de seguir disculpándose.

-Ya no lo repitas, te dije que todo está bien -mientras más lo recordaba me enojaba mas, y le dije que todo estaba bien para que pare de hablar.

Levanté mi vista hasta el otro lado de esta habitación ajena, el chico sostenía mi libro con su mano izquierda, colgándolo en el aire, mientras con su mano derecha pasaba la secadora por el libro, tratando fallidamente de arreglarlo. Me levanté de la incómoda silla y di algunos pasos hacia él.

-Me tengo que ir a cambiar, de lo contrario voy a enfermar -me acerqué al muchacho que tenía el cabello negro, y era mucho más alto que yo -¿me devuelves el libro?

-Déjalo aquí al igual que tu celular, arreglaré todo, lo prometo.

-No, devuélveme el libro -solté las palabras molesta y me irritaba que el chico no me mirase, seguía muy ocupado arruinando aún mas mi libro. Hacía como si no me escuchara, de seguro se enojó porque lo interrumpí, sin pensarlo más arranqué mi libro de sus manos y caminé a la puerta, todo pasó tan rápido que no le di ni tiempo para que me detenga.

Caminé en dirección a mi dormitorio hecha una furia, mis zapatos llenos de agua sonaban a cada paso que daba y era peor cuando lo recordaba.

[Estaba tan metida en el libro, el mundo no existía para mí, el libro me traía poseída ante sus palabras, preguntándome lo que sucederá después en esta lectura.

De un momento a otro sentí algo muy frío deslizarse por todo mi cuerpo, todo. Me percaté de que era agua, solté un chillido ahogado, cerré los ojos que empezaron a arder por el repentino chapuzón, escupí una pequeña cantidad de líquido que se había metido a mi boca. Restregué mis ojos con una de mis mojadas manos mientras con la otra sostenía a mi mojado libro. Abrí los ojos para poder reconocer al culpable de ao esta situación, no tenía idea de a quién demonios se le ocurre lanzar salvajemente agua en medio del comedor. Algunas risas se extendían como eco, mientras otros comentaban lo sucedido. Un chico de cabello negro y unos ojos marrones muy oscuros que parecían negros me miraban, llenos de sorpresa.

-Me equivoqué, de verdad lo siento, ¡Oh Dios, no era para ti! era para otra persona, ¡eres idéntica! -no sabía que decirle, en esos momentos mi cabeza no podía formular un insulto decente. Solo lo miré botar el inmenso balde de agua al piso y acercarse a mi].

*

Era hora de mi última clase, no iba a llegar a tiempo, todo esto ocurre por culpa de Zack, le pedí que me esperase, aún no me ubico bien. Me equivoqué de edificio, ya no había gente en los pasillos, corrí lo más rápido que pude, subí las escaleras de dos en dos. Me paré frente a la puerta cerrada, tratando de controlar mi respiración, con mi puño le di dos toques a la puerta y a los pocos segundos que parecieron minutos se abrió mostrando al Sr. Cooper, sus lentes a medio puente de la nariz, el ceño fruncido, su rostro sin expresión.

-Lo siento mucho Sr. Cooper, me perdí en el otro edif.... -la puerta se cerró, no me dejó terminar la oración, me quedé sin movimiento frente a la puerta, solté un suspiro, es mi primera semana y de seguro ganaré un castigo, esto no puede estar pasando, nunca me ha gustado ser impuntual o cometer algo contra mis ideales.

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