"Él es él encargado de dar alegría a los niños. Muñeco de porcelana, creaciones hermosas ¿Acaso aquello era una fachada para ocultar tu naturaleza?"
La verdad estaba ante mis ojos y aun así no quise aceptarla hasta que fue demasiado tarde ¿ Cuántas...
El juguetero al ver que su víctima se había lanzado a la cascada decidio buscar su cuerpo no importaba que ella no estuviera viva, de todas formas la arreglaría.
Al encontrar el cuerpo de la princesa lo llevo a la juguetería, y allí fue directamente a su pequeño cuarto de tortura aunque ¿ Para que torturarla si ya estaba muerta?
La recostó con suma delicadeza en la mesa y empezó a despojarla de su ropa :
- Me sigues gustando mas así - comento él pelirrojo - Pero tengo que arreglarte
Empezó a cocerles algunas heridas que tenia la princesa tanto la de su mano como la que tenia en su cabeza por el golpe recibido.
Para poder tener su tan apreciada muñeca tenia que empezar un proceso de embalsamiento.
Limpio todos los orificios del cuerpo y procedió a taparlos para evitar que saliera algún flujo.
Cuando ya era hora de perforar el cuerpo no pudo evitar llevarse una sorpresa cuando empezó a sacar los órganos de este :
- ¡Maldicion! - se sentía tan frustrado que tumbo todo lo que había a su alrededor - ¿Por que no me dijiste nada?
Miro aquel cuerpo como si le fuera a dar una respuesta. Varias imágenes pasaron por su mente y allí entendió por que su adorada princesa luchaba por su vida pero ¿De que valia recordar y pensar en eso si ya no podía hacer nada ?
- P-perdoname - susurro, él sabia que no había vuelta atrás - ¿Sabes? Terminare contigo pero tranquila no los separare, ya se como te sentías conmigo.
Termino de hacer lo necesario para evitar la putrefacción del cuerpo y agregar la cera por este.
La maquilló con delicadeza, trazando pequeñas lineas en su rostro, no se preocupo en vestirla pues pondría en practica lo que siempre le decía "La Desnudez Es Un Arte ", ella lo era. Lo que no pudo evitar fue amarrar sus manos hacia el frente así recordaría como se sentía ella :
- Tal vez no pueda hacer nada para revivirte pero te preservare así - acarició él rostro de la muñeca para después levantarse - Siempre seré "Él Juguetero" y eso no lo podías cambiar Agnés...
Se marcho de aquel cuarto para seguir su trabajo, sin remordimientos.
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¿Y si se pasan a leer mis locos escritos ? Tal vez les guste"Escribiendole al Vacío"".
