Capítulo 2

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(🖤)

Harry ya se encontraba dentro de aquel cuarto que tanto detestaba , hasta el olor a vainilla que emanaba algún producto que había en la habitación que se colaba por sus fosas nasales hasta marearlo y hacerle sentir nauseas, eso también lo detestaba

Así que luego de lograr controlar todo ese revoltijo de sensaciones putrefactas que le hacia sentir aquel lugar, movió su cuerpo hasta aquel sillón largo y de cuero que se encontraba en medio de la habitación. Se recostó en él y pozo sus manos sobre su pecho entrelazando cada uno de sus dedos.

En la habitación no había nadie más que el rizado, así que se dedicó a disfrutar por unos segundos aquel armónico silencio, siendo lo único bueno de ese lugar en conjunto con aquella calma que se esfumó al momento de sentir el sonido de la puerta. Pasos fuertes y pesados siendo arrastrados a lo largo de la sala daban la bienvenida al cuerpo pesado y desgastado de Antonio a la habitación.

"¡Harry! como siempre llegando antes, así que no veo razón para disculparme por mi no demora." Soltó Antonio aquellas palabras mientras rebuscaba unas cosas en su escritorio, que posiblemente deben estar relacionadas con la terapia que llevaba con Harry.

"Entre antes empecemos, antes me voy." Expresó el rizado sin emoción alguna.

"Así que-" Y fue interrumpido por el sonido de un teléfono el cual no era el suyo, notablemente por ese tono de musica... realmente ni Harry sabía que tipo de música era eso.

"¿Diga?, ¡Anne! querida, si él se encuentra aquí... todo bien, tú tranquila... no hay problema, cuidate... adiós" Sí, la llamada era de Anne preguntando por su hijo, Harry.

"¿Esa era mi madre?" No esperaba respuesta ya que fue una pregunta retorica y prosiguió hablando. "Cersiorandose una vez más si vine a la estúpida y no por menos menos innecesaria terapia. Tan poco autosuficiente soy que tiene que llamarte a ti porque no confía en mi. Que puta decepción."

El ojiverde se encontraba bajo una notable molestia por aquella situación.

"Como decía antes de ser interrumpido por aquella innecesaria llamada por parte de mi desconfiada madre, ¿puedes comenzar ya con tus preguntas?"

Se dirigió con una tonada dura hacia Antonio, el cual solo decidió hacer caso a su demanda más que petición y no entrar en discusión. Si algo tenía claro aquel hombre es que Harry al parecer no tenía arreglo, aquel chico se le escapaba de las manos. Así que Antonio recostó su cuerpo pesado en un sillón que se encontraba frente al del rizado y comenzó las preguntas.

"¿Cómo te haz sentido?"

"Igual que todos los martes que nos vemos, ni que estuviera enfermo." Soltó una carcajada con cierta burla.

"¿Que haz hecho esta semana?"

"Nada más que estar en mi cama, como siempre."

"¿Hay algo que quieras contarme?"

"No." Contestó en seco y se presencio un largo silencio que se opacaba por el sonido del lapiz de Antonio deslizándose por aquel cuadernillo que sostenía con una mano.

"En realidad si hay algo que quiero contarte"

Aquel comentario sorprendió al hombre que se encontraba frente a Harry y despegó su vista de lo que sea que estaba escribiendo. Harry nunca en estos seis meses de terapia había mencionado querer contarle algo, así que concentró toda su atención en él y demasiado esperanzado para decir verdad.

Así comenzó a despojarse de cada una de sus palabras el rizado.

"No sé porqué sigo en esto, tú y las mismas preguntas, que para decir verdad hasta me las sé de memoria.

¿Podría detener todo esto?, sigo sin ver la necesidad de tenerme aquí sentado o acostado por una hora esperando como un idiota a que yo diga algo, así que busca el papel que está guardado en alguno de estos estúpidos cajones y dame por curado" Hizo comillas con sus dedos para darle cierto énfasis a la palabra curado.

"Y lo digo así porque no estoy enfermo, así que no hay nada que curar.

Dejen de joderme aún más la vida y déjenme vivirla como a mi se me antoje la reverenda gana, y si la quiero vivir sumergido en mi cama sin hacer nada, es mi decisión y no vuestra."

El ojiverde se encontraba alterado pero no gritó ni una sola palabra de lo que había dicho, sus ojos se encontraban cristalizados y un mar de lagrimas amenazaban con salir de ellos. Se contuvo pasando su mano por aquellas orbes esmeraldas para ahogar las lagrimas, y el nudo que yacía en su garganta apretaba hasta no poder más.

No había respuesta por parte de aquel terapeuta que se encontraba congelado en su asiento, debemos admitir que aquella situación lo pilló volando bajo.

La respiración pesada de Harry se escuchaba en toda la habitación, él notando que nada de lo que había dicho sirvió de algo, se paró y solo se saco a si mismo de ese lugar. Quería llorar y sentía que se iba a quebrar ahí mismo, pero no lo haría, no iba a ser débil una vez más.

* * *

Harry ya se encontraba en casa después de esa larga y agotadora mañana. El rizado no tenía apetito pues visto en la desagradable situación que se vio atrapado fue a una cafetería del centro en busca de algo para comer. Como siempre con su cuaderno y pluma en mano a ver sin encontraba algo de inspiración, lo cual una vez más no funcionó.

Subió las escaleras arrastrando con bastante dificultad a paso lento sus pies. Se metió rápidamente a su cuarto para así evitar encontrarse con las preguntas de su madre, no quería ver a nadie. En su cama, aún desecha por lo cierto, yacía descansando su perro Gaspar, ese fiel compañero que formaba parte de los únicos buenos recuerdos que tenia de su infancia, de cuando era un inocente querubín todo paliducho corriendo y saltando de un lado a otro haciendo rebotar sus rizos.

El canino al escuchar a su dueño recostarse en la cama alzó su cabeza y comenzó a mover su cola demostrando la felicidad que sentía de verlo ahí.

"Creo que debería sacarte a pasear, hace mucho no lo hago. Y ahora no me gusta para nada la idea de que mi madre tome esa responsabilidad. Ya no la merece." Se dirigía el ojiverde hacia su fiel canino, su voz se escuchaba adormilada y bastante cansada. Después de todo ¿a quién no lo agotaría empezar un día así?, y dicho esto el rizado en pocos minutos cayó completamente en los brazos de Morfeo. Su cuerpo cansado no pudo contra aquello y soñó, soñó por primera vez después de seis meses

Aquel sueño es el factor que cambia la vida del rizado, aquellos ojos color cielo que no podía dejar de recordar lo llegaban a marear en locura.

Se halló completamente encandilado por esa mirada que se había sentido tan real, pero no fue así y fue solo un sueño. Con cierta decepción despertó desorientado a eso de las cuatro de la mañana, sentía por fin y nuevamente ese deseo de escribir, no sabía si fue el sueño o aquellos ojos que no podía dejar de pensar en cada segundo que pasaba, pero lo que si sabía era que quería e iba a escribir, y escribiría su sueño.

Su nueva perdición unos orbes zafiro y esa risa aguda que le retumbaba en la cabeza como si fueran los mismísimos ángeles cantando. Así que sin más preámbulo tomó su cuaderno y deslizando en el aquella pluma que soltaba una tinta negra en sus hojas escribió cada detalle, recuerdo, sentimientos y emociones que sintió y sentía.

Llamenlo loco pero después de tanto tiempo podríamos afirmar que había vuelto en sí, y que sonreía como nunca a esas horas de la madrugada.





* * *

Espero les vaya gustando lo que va, son capítulos cortos porque así puedo cumplir con escribirlos dado mi poca demanda de tiempo para hacerlo.

¡Gracias!

-S.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2018 ⏰

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«DREAMS» | Larry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora