Malditos sean tus besos, porque no los tengo.
Malditos sean tus ojos, también tus sonrisas
Si no son para mí, que se vuelvan veneno
para todas aquellas que de ti simpatizan.
Maldito sea el aire y también el sereno
que se posan en ti, como cualquier caricia.
Malditos sean ellos que pueden hacerlo
Maldita sea yo, maldita tú: cobardía.
Maldito el espacio y también el tiempo
Malditos sean los años y también los días
Que se fueron juntando como no queriendo
Que muy quedito acabaron con la vida mía.
Maldito sea el amor, y también los recuerdos
Me han llenado de nostalgia, melancolía.
Maldita estoy yo; te amo, como puedes verlo.
Bendita está ella, la amas más que a tu vida.
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Hojas sueltas
PoetryEntre hojas sueltas, la adolescente plasmó las tristezas de su alma.