Me siento enferma.
Mi medicina ancestral ya no sirve.
Frida me lo advirtió en un sueño; "El tequila no te ayudara más que por un momento, aquí el truco es no dejar de tomar nunca". Y le hice caso, por mucho, mucho tiempo, hasta que mi sangre se volvió color dorado y mis tripas se retorcieron, faltas de alimento: llenas de alcohol.
Pero luego, se acabó.
Se acabo la medicina que me recomendó el doctor. La remplacé con una versión barata de ella; una puta cerveza. Debes saber que odio la cerveza. Y aunque siempre comienzo bien, tomándolas tan frías como tus manos al tocarme (no, perdón. Mis manos al tocarme, porque tú ya no me tocas, tan solo soy yo fingiendo tu tacto.), al final termino pasándomelas por la traquea calientes, y a lo pendejo hasta marearme.
Caliente y pendejo, amor te fuiste.
Esta ya es una vieja historia.
Mis interiores duelen.
Mis órganos, añicos.
Mi piel se llenará de arrugas por el desgaste.
Y tú, tú no quieres ni verme.
Esto no se debía acabar así. Tú debías de rogarme. Tú tenias que luchar por mi, no solo hablar. Pero eres el maldito Diego de mi vida, me prometes no engañarme y al segundo te veo con otra mujer en brazos. Y yo, yo soy tu Friducha, eternamente discípula, y a la vez dueña, en todo aspecto tuya.
No. Miento.
Diego era brutalmente honesto conmigo y siempre me alegraba el cuerpo, hasta cuando me hacía sufrir. Me raspaba la garganta y me dejaba soñando en el idioma de los borrachos. Besos sabor Jalisco. Eso era amor. Tan intenso, tan pendejo, tan lleno de vida. Pero tú, tú no eres Diego.
Tú eres como esa cerveza: me enfermas.
Finges curarme, pero termino peor. Termino sacando toda la vida que llevo dentro en una taza del baño, un lavabo, una maceta. Y tú, tú eres ese resto, cabrón.
Tú eres ese alcohol barato que me quiso tocar, para meterse en mis venas, pero terminé vomitando.
Eres pipí. Sabes a pipí, y eres tan inútil para mi cuerpo como la pipí.
Soy una infantil, hablo como niña y me agarro de la botella como una bebé. Tú jamás llenaste la idea de un padre. Un simple niño no puede cuidar de una desmadrosa como yo.
.
Me encuentro muy débil, no puedo creer que me hayas dado pipí en lugar de nutritiva leche. No me diste nada de alimento mientras yo te ofrecía mis senos, fuente natural de la vida.
Miados eres nada más.
Jalé la cadena.
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Hojas sueltas
PoetryEntre hojas sueltas, la adolescente plasmó las tristezas de su alma.