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No sabía qué había pasado con Hongbin, pero tenía ya quince días que no le dirigía una sola palabra fuera del "buenos días" y el "hasta mañana". Ni siquiera se molestaba en actuar como un jodido jefe del carajo, era como si de la noche a la mañana el hombre se vaciara por completo, carente de emociones, reacciones, expresiones, carente de todo.

Cuando recibió las firmas de autorización y aprobación, así como su nuevo contrato, el último viernes como practicante, creía que el lunes iniciaría su vida laboral con el pie derecho, como se solían expresar las personas dando a entender que las cosas funcionarían mucho mejor, pero no era así. Llevaba ya dos semanas enteras trabajando en la misma empresa que Hongbin, gracias a él, y el tipo siquiera le dirigía la mirada, muy apenas la palabra. Sentía que la había cagado en algo, pero no sabía en qué, y el alma se le llenó de miedo al creer que lo perdería de nuevo, demostrándose con ello que, sin poderlo evitar, todavía se sentía demasiado atraído y unido a su mayor, a su hyung que era como un súper héroe, aunque actualmente solo fuera un humano trabajador y silencioso.

-Hasta el lunes.

Trató de despedirse de él de la mejor manera, e incluso había hecho una venía pequeña, pero Hongbin ni siquiera se había molestado en voltear a verlo, como había sucedido durante esas dos semanas, entristeciéndole su indiferencia aunque buscaba no demostrar sus sentimientos al respecto.

-H... Hongbin. Eh... Me preguntaba si... Si ha pasado algo malo. –Por una parte agradecía que siguiera sin brindarle contacto visual, porque se estaba poniendo nervioso al momento de hablar. –Yo, bueno, creo que... He notado que has estado algo, ¿distante? O algo así y... Quizás... Ah, no sé si... Sea yo el problema, perdón si es así.

Pero solo recibía el silencio de su boca, solo recibía algunos "tic-tac" del teclado que se volvían pesados, como si el mayor se desquitara de algo contra su herramienta de trabajo. Fue entonces que Sanghyuk lo comprendió, debía dejar de intentarlo, de crear un vínculo con Hongbin, el cual solo había existido en su primera etapa de vida y ahora solo era... Nada.

-Buenas noches, con permiso.

Tampoco se esforzó en fingirle una sonrisa, por lo que giró la perilla de la puerta para salir, y se detuvo solo cuando escuchó un grueso "Hyogi" con la voz de él, por alguna razón, se sintió petrificado por el modo en que lo dijo, como si su cuerpo entero se hubiera paralizado en ese mismo segundo.

Alzó un tanto curioso sus cejas cuando miró hacia Hongbin, éste solo se había acomodado sus lentes que casi siempre traía, lo vio pasar saliva y el modo en que giró su rostro hacia su dirección, pero no le vio a la cara, suponía, le estaba viendo las rodillas, pero luego bajó la mirada a sus pies, como si el mayor fuera incapaz de mirarle a los ojos.

-¿Tienes libre mañana?

-Sí... ¿Por?

Fue entonces que el mayor tomó su móvil, abrió la aplicación de notas rápidas y creando un archivo en blanco, cedió el aparato a Hyuk, apenas mirándolo a los ojos una fracción de segundo para ver por sobre el hombro, o el cabello, o alguna otra parte que no fuera su rostro.

-Escribe la dirección donde vives con tu tía, pasaré por ti para ir a almorzar.

La voz le había salido en una batalla contradictoria, porque quiso ser severo y firme, con su voz gruesa que solía caracterizarlo en su trabajo, pero de un momento a otro, su tonalidad había cedido a la debilidad, y carraspeó un tanto su garganta, probablemente incómodo.

Y Sanghyuk no lo pasó mejor que él, porque cuando llegó a casa de su tía, solo podía sentirse revuelto, con el pecho oprimido, el estómago hecho nudo y el corazón acelerado. Lo único que pudo tranquilizarle esa noche fue platicar con su madre por teléfono, llevándose la sorpresa de que su hermana estaba comprometida, charlando con ella de manera breve tras la línea para felicitarla por ello, pues comprendía que su hermana mayor había elegido a un buen prospecto y en verdad deseaba que las cosas fueran mucho mejor de ahora en adelante.

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