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-¿Qué haces? –Hongbin dirigió una mirada indiferente a su jefe, la cambió con rapidez por una de desentendimiento y se acomodó los lentes antes de seguir escribiendo en su computadora.

-Estoy terminando los formatos para las columnas nuevas, ¿recuerda?

-Ah, sí... –Sonrió breve, pasando de largo por la oficina para ir al dispensador de agua que estaba contra la pared. –Por cierto, Hongbin, ¿recuerdas el formato para los encabezados que hicimos? –"Hice", pensó Hongbin.

-Lo recuerdo, ¿qué con ello?

-Se aprobaron así que empezaremos a utilizarlos para las ediciones de verano.

-Ah~ qué bien. –Qué mal, en realidad, porque eso le daba apenas quince días para hacer ediciones que se ocuparían, de momento como urgencia, durante los próximos cuatro meses siguientes.

-Quedé en que mañana comenzaríamos a trabajar con los nuevos diseños de los encabezados, para que los editores no tuvieran problemas con la fecha de entrega.

-Sí, señor.

NO, SEÑOR. Algo se le revolvió en las entrañas, porque siempre era lo mismo, desde hace siete años que todo era igual sin importar el puesto donde estuviera desde que llegó a esa empresa; lo peor, era que algunas veces amaba tanto estar tras una computadora que ya le daba lo mismo las horas extra o la presión laboral.



-¿Hongbin, tienes un minuto?

-Dime, Woori. –Respondió sin siquiera voltear a verla, continuando con el trabajo frente a sí.

-Hay un practicante nuevo, ¿puedes ayudarme con él?

-¿Es urgente? –Arqueó una ceja, apenas alzando su vista un momento hacia la mujer que estaba parada a su lado derecho.

-Hasta el momento no, pero el señor Hwang lo quiere mandar al taller de redacción y como estuviste como jefe de ese departamento durante tres años, pues...

-Va, va, ya entendí.

-Entonces...

-Déjame al menos la mañana libre, ¿sí? Ya lo veré después de la comida.

-Claro.

-Una cosa, antes de que te vayas... No le hables bonito, sabes cómo soy.

-... Hongbin, la idea de aceptar practicantes es para que les guste~...

-Woori. –Interrumpió con dulzura fingida, sin dejar su teclado en paz al continuar trabajando. –Sabes que eso no me importa, no voy a arriesgar mi trabajo por niños novatos.

En un abrir y cerrar de ojos, la mañana se le había consumido más rápido que un café y su hora de la comida, que de hecho siempre tomaba hora y media y a propósito ese día se tomó dos, ya había acabado. El asunto del practicante aún lo traía en la cabeza, pero le era más fácil terminar el pendiente que estaba en su escritorio para luego tratar al chico, aunque sus planes se fueron al carajo cuando atravesó a la sección de las oficinas de los editores, entreteniéndose demasiado con uno de ellos.

-Sunbae, es que no nos daremos abasto para lo que está pidiendo el señor Park.

-Ven a mi oficina a las cinco de la tarde, ¿de acuerdo? Haré lo posible por ayudarles pero que sea la última vez, por favor.

-¿Hongbin?

-Mande. –Trató de ser paciente, observando al editor volver a su lugar de trabajo, sin embargo, él siguió caminando hacia su oficina, escuchando el taconeo de Woori tras de él.

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