costumbre.

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Difícil resultaba agilizar la memoria en un vago intento por rememorar el pasado del ser humano, el cómo era la sociedad cien años atrás, qué hacían las personas antes de pasar sus días huyendo y abasteciéndose como en la época prehistórica, y por supuesto, cómo era nacer sin la obligación de aprender a jalar del gatillo.

Jungkook no poseía una noción esclarecida del tiempo, sumido en el abismo y el pavor, pero por sobretodo rodeado de sangre, charcos y charcos de sangre. Desde que tuvo consciencia la palabra muerte jamás significó algo más que eso, muerte. Ya no había tiempo ni dedicación de velar un cuerpo, menos aún cuando los moradores acechaban y devoraban, tal y como carroñeros a los vivos y muertos. 

Sus dedos entumecidos sostuvieron su daga por unos instantes antes de guardarla, observando sin inmutarse la mugre de sus uñas y yemas, conteniendo un profundo suspiro cuando la escasa agua del lavabo logró al menos eliminar los residuos de sangre y suciedad en sus manos. El cuerpo inmóvil de aquel zombie emanó un hedor putrefacto que trajo repulsión y náuseas en el pelinegro, y cuando observó sus orbes que no reflejaban más que la nada misma, bufó. 

—¿Necesitas ayuda con eso, Jeon? —cuestionó una voz desde otra habitación. 

—Probablemente. Huele como la mierda aquí. 

—Pues báñate. —musitó el joven de hebras castañas, dedicándole una enorme sonrisa que probablemente no lograría contemplar a la par que su contagiosa risita resonaba dentro de aquel desconocido lugar. —Sólo bromeo, amigo. Deberías reír más seguido, andas muy amargado, ¿eh?

Jungkook inhaló y exhaló, tan profundamente que el sonido de su respiración se intensificó, oyéndose con mayor claridad.  —¿Quiénes habrán vivido aquí? —cuestionó sin más, investigando aquel departamento abandonado. Se encontró con un par de valijas sin cerrar, artefactos tecnológicos de la época, ventanas rotas, la desgastada tela de sus cortinas dañada por los penetrantes rayos de sol, una mullida y destrozada superficie de un sofá, reservas de alimentos enlatados y entre otras cosas. 

—Quizás esto responda a tu pregunta... —añadió su amigo, deteniendo su "escaneo" por una de las habitaciones con el fin de volver a la sala donde el menor se hallaba, entregándole una caja de cartón que desprendía un aroma a humedad y por consiguiente volvió a ensuciar sus manos con aquellas diminutas partículas de polvo que transformaban su tonalidad café a un grisáceo opaco. —Creo que son fotografías de quienes estuvieron aquí. 

—¡Vaya! Creo que hemos acabado con el hijo mayor. 

—¿Qué dices? 

Tras abrir la caja, Jeon señaló el zombie y más tarde una de las fotos enmarcadas que sostuvo receloso, captando la atención del muchacho.

—Se parecen, ¿no crees? O tal vez ya estoy demasiado jodido del mate y necesito dormir. 

 —No, creo que tienes razón.  

  —Hobi...—le llamó, dejando la foto sobre una de las mesitas de centro, igual de empolvada que todo el inmobiliario del lugar.

  —¿Jung?

 —Haz la guardia tú, por favor. 

  —Como digas. Hay una cama en la primera habitación a la izquierda, entrando al pasillo. Sólo procura no despertar a Rufus.

¿Rufus? Jungkook se sintió abrumado y confundido por unos instantes, siguiendo su instructivo para encontrar la recámara. Apenas ingresó a la habitación cerró la puerta tras de sí, analizando  el terreno que prontamente catalogó como "fuera de peligro". Frunció el entrecejo y al recostarse sobre la esponjosa superficie de la cama se volteó hacia su izquierda, centrando su vista en un punto fijo que pareció reconocer segundos más tarde, asimismo arrugando el puente de su nariz.

unlimited (zombies) - vkook.Where stories live. Discover now